Hace 90 años, nació en Medellín, Colombia, el padre eudista que hoy vive en un valle de la Qadisha, en el Santuario de Nuestra Señora de Hauq, ubicado en el Líbano hacia el Medio Oriente, como uno de los pocos ermitaños cristianos que quedan en el mundo y quien se ha dedicado por más de dos décadas a la contemplación.

A los 11 años el Padre Darío Escobar, cjm, motivado por “jugar al fútbol”, ingresó al Seminario para formarse como sacerdote bajo una estricta formación que le darían por aquel entonces los padres alemanes Salvatorianos, quienes se caracterizaban por una disciplina y estructura férrea, lo que le dejó a Escobar múltiples aprendizajes, no solo desde su crecimiento personal, sino como un políglota de las lenguas muertas como el latín y el griego, además del alemán que está en la lista de los idiomas aprendidos de este sacerdote.

Tiempo después, el sacerdote ermitaño entró a la Congregación de Jesús y María acobijado por la espiritualidad eudista que es la que conserva hasta el día de hoy y la que replica a los madonitas desde su experiencia contemplativa, haciendo alusión que San Juan Eudes dejó a su vida espiritual una gran semilla de humanismo, para ver en el otro a Cristo mismo.

Con los eudistas, el Padre Darío Escobar, realizó su carrera profesional en filosofía y teología, además tuvo la oportunidad de viajar por Europa, Estados Unidos, Venezuela y finalmente al Medio Oriente, donde tuvo la oportunidad de ser docente, acompañar a las familias especialmente a las parejas y vivir una vida activa en la misión.

 

En medio de este activismo y un poco abrumado por las labores del día a día, el Padre afirmó sentir la voz de Dios en su corazón que le decía: “ve a la vida contemplativa” a lo cual él respondió, “¿cómo lo puedo hacer?” y en ese instante apareció un monje que fue a visitar a uno de sus superiores en la comunidad donde se encontraba en aquel entonces, con quien sostuvo una conversación que cambiaría su vida a las 55 años, cuando decidió por invitación de esta persona, dedicarse a la vida contemplativa siendo ermitaño.

Hoy ya son 25 años de llevar esta vida, tiempo que le ha dejado al Padre Darío Escobar grandes aprendizajes en la oración y la contemplación, dice que este proceso consta de cuatro niveles: la meditación, la oración, la contemplación y el éxtasis, que es el matrimonio místico. Así mismo menciona, que la oración mental tiene un poder inmenso y en ese sentido recomienda:

  1. Tomar un libro, recomienda el Evangelio y la Imitación de Cristo.
  2. Leer un párrafo de este texto
  3. Pensar y reflexionar en lo que se leyó
  4. Finalmente, decir a Dios que le adoras, le amas, dar gracias y hacer una plegaria.

Por su parte, recomendó que cuando llegue “la loca de la casa” es decir la mente, se vuelva al texto nuevamente se reflexione en ello y se continue con la meditación. Después de ciertos años que se hace esto, el Padre Darío Escobar, dijo que se pasa a la contemplación, que es un estado donde “tú lo miras, él te mira, tú lo amas, él te ama” y de vez en cuando dices: Señor yo te amo, te pido perdón, te doy gracias, y pides.

Seguido a ello, mencionó el sacerdote eudista, “que viene la oración afectiva, de unidad, en la que no se dice nada, únicamente miras, pero estás con un gozo especial, llegas al “matrimonio místico” y hay plenitud en este estado.”

Es un honor para la Provincia Eudista Minuto de Dios, contar con hermanos como el Padre Darío Escobar, quien deja un aprendizaje significativo para la humanidad desde la experiencia de la contemplación, animado por los aprendizajes que le ha dejado su formación a través de la espiritualidad de San Juan Eudes.