En el marco de la solemnidad de la Inmaculada Concepción y coincidiendo con el centenario de la presencia eudista en Venezuela, se dio inicio al Año Jubilar Eudista, un tiempo especial para renovar la alegría como comunidad y vivir la gracia de la reconciliación, el perdón y la esperanza.
El anuncio fue realizado por el P. Jean Michel Amouriaux, CJM, Superior General, el pasado 8 de diciembre, durante la celebración de los 100 años de la llegada de los eudistas a Venezuela. Este Año Jubilar, que se extenderá hasta el 9 de enero de 2026, culminará con la conmemoración del bicentenario de la refundación de la Congregación por el P. Pierre Charles Toussaint Blanchard.
Este tiempo jubilar es una invitación a la reconciliación entre los miembros de la comunidad, al perdón de las ofensas y deudas, y a la restitución de lo adquirido injustamente. Es una oportunidad para reflexionar sobre las acciones realizadas y construir una nueva historia basada en el poder del perdón y la firme decisión de la conversión.
Para los eudistas, este jubileo simboliza alegría, fiesta y un entusiasmo renovado por seguir al Señor y servirle. Desde la celebración de la fiesta de la Inmaculada Concepción, se abre un camino para fortalecer los lazos fraternos, profundizar en el misterio de la oración según San Juan Eudes y dejarnos sanar e inundar por el amor de Dios a través de nuestros hermanos.
El lema de este Año Jubilar es: “Mensajeros de esperanza: renovemos la alegría de ser eudistas.” Este lema une dos dimensiones: la invitación de la Iglesia Católica a ser mensajeros de esperanza en el mundo, y el llamado de la Congregación a renovar la alegría de ser eudistas, recordando que esta identidad es motivo de gozo y gratitud.
A continuación, compartimos la oración que nos acompañará durante este Año Jubilar:
Oh Dios, Padre de las misericordias, nosotros, familia eudista, te adoramos como origen, principio y fundamento de nuestra vida, de nuestra salvación y santificación, realizadas por tu Hijo Jesucristo, Verbo que se hizo carne en el seno de María, y continuadas por la Iglesia, su Cuerpo místico. Te damos gracias por habernos manifestado tu misericordia en el Corazón de tu Hijo, hoguera de amor a ti y a todo ser humano, en comunión con el Corazón de la Virgen Madre. Te damos gracias por haber elegido a san Juan Eudes, «Padre, Doctor y Apóstol del culto litúrgico a los Corazones de Jesús y de María» para anunciar la vida y el reino de tu Hijo, proclamar las insondables riquezas de tu amor y enseñarnos a «servir a Cristo y a su Iglesia Corde magno et animo volenti», en esta escuela de santidad extendida por todo el mundo. Te pedimos perdón por nuestras faltas contra la caridad, norma suprema y alma de nuestra familia, por nuestra falta de celo por la salvación de las almas y por no haber dado testimonio de los Corazones de Jesús y de María con una vida de santidad y espíritu de servicio, para formar entre nosotros un solo corazón. Nos entregamos a ti, para que en este año jubilar nos dejemos transformar por el Espíritu Santo en peregrinos de la esperanza, para que renovemos la alegría de ser Eudistas, misioneros de la misericordia que viven el perdón y la reconciliación; para que seamos capaces de continuar con audacia la misión de tu Hijo Jesús, el Buen Pastor que sale a buscar a la oveja perdida en las periferias de la existencia y ofrece al mundo la ternura de tu amor. Alabados sean por siempre, el Corazón amante y el Santo Nombre de Jesucristo, Señor nuestro, y de Santa Madre, la gloriosa Virgen María. Amen.
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