“Lo eterno, lo permanente y lo definitivo es la plenitud de Dios, por eso hay que ir al desierto, porque en el desierto Dios nos nutre”: Francisco Bermeo Herrera.
En medio del retiro de adviento realizado por la Facultad de Facultad de Estudios Bíblicos, Pastorales y de Espiritualidad de UNIMINUTO, el predicador católico, Francisco Bermeo, partió de tres premisas (La esperanza de dar a luz, Alas de águila y Un tiempo y tiempos y medio tiempo) para reflexionar sobre la cita planteada en Ap. 12, 1 – 6 ‘La mujer y el dragón’ y su relación con el tiempo de Adviento.
Por: Dayanne Asprilla Sánchez
En el primer apartado, mencionó la cita bíblica Ap. 12, 13 – 17:
13 Y cuando vio el dragón que había sido arrojado a la tierra, persiguió a la mujer que había dado a luz al hijo varón. 14 Y se le dieron a la mujer las dos alas de la gran águila, para que volase de delante de la serpiente al desierto, a su lugar, donde es sustentada por un tiempo, y tiempos, y la mitad de un tiempo. 15 Y la serpiente arrojó de su boca, tras la mujer, agua como un río, para que fuese arrastrada por el río. 16 Pero la tierra ayudó a la mujer, pues la tierra abrió su boca y tragó el río que el dragón había echado de su boca. 17 Entonces el dragón se llenó de ira contra la mujer; y se fue a hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo.
Para explicar que los seres humanos somos constructores de una experiencia verdadera de esperanza, siempre y cuando asumamos la responsabilidad de seguir el modelo de la ‘Mujer vestida de sol’. De igual forma, resaltó la palabra ‘Fecundidad’, debido a que, “Quien tiene una verdadera experiencia de Dios es sanado de la esterilidad existencial (…) Ustedes y yo, somos hoy exhortados por Dios a construir nueva vida, una vida que sea capaz de dar una mirada de la vida de Dios, que sea signo de la inminencia del reino en medio de la historia” Afirmó el maestro de vida.
En la segunda premisa, nos compartió el texto mencionado en Dt. 32, 1-12:
10En la tierra desierta lo encuentra, en la soledad rugiente de la estepa. Y lo envuelve, lo sustenta, lo cuida, como a la niña de sus ojos. 12 Como un águila incita a su nidada, revolotea sobre sus polluelos, así Él despliega sus alas y lo toma, y lo lleva sobre su plumaje. 12 Sólo Yahvé lo guía a su destino, con Él ningún dios extranjero.
Allí mencionó que las ‘Alas de águila’ hacen referencia a la capacitación que Dios nos da, y la labor que nosotros debemos realizar a partir de ello, “Dios no hace lo que te toca hacer a ti, Él te da alas de águila, Él te da su precedencia, pero tú tienes que abrirlas y ejercitarlas, es nuestra responsabilidad el vivir de esta manera”. Por otra parte, planteó cómo el adviento se convierte en un tiempo para percibir el desierto como un lugar simbólico teológico “El desierto es el lugar de la intimidad, es el lugar de la comunidad, es el cuidado de la experiencia del cuidado de Dios, de la protección de Dios” y es el espacio donde “Dios nos guía a nuestro destino, pero nos ayuda a ir renunciando a nuestras idolatrías”.
Finalmente, culminó la reflexión explicando que la expresión: ‘Un tiempo y Tiempos y Medio Tiempo’ hace referencia a la persecución del dragón hacia la Mujer, es decir, un sufrimiento que está ahí, pero no dura indefinidamente porque “Lo eterno, lo permanente y lo definitivo es la plenitud de Dios, por eso hay que ir al desierto, porque en el desierto Dios nos nutre, (…) Dios en la natividad ha abierto la tierra y se ha tragado cualquier acechanza del mal porque nos ha sido dado el regalo del Hijo de la que estaba embarazada (…) Y que ahora a ti y a mí nos invita a que nosotros le digamos: ¡ven, ven señor no tardes, ven, ven que te esperamos!”.
Para ver la transmisión completa visita el siguiente enlace: https://www.facebook.com/101403787931984/videos/307138210522383
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