Nos une la fe que es un don de Dios, así se vivió el retiro «Discernimiento y amor renovado de mi vocación»

Nos une la fe que es un don de Dios, así se vivió el retiro «Discernimiento y amor renovado de mi vocación»

Por: Fabio Nelson Cabera, Candidato 

Del 30 de enero al 2 de febrero , la Casa de Formación La Misión de la Provincia Eudista Minuto de Dios de la Congregación de Jesús y María llevó a cabo el retiro «Discernimiento y amor renovado de mi Vocación» en la Casa de Retiro Santa María del Lago, perteneciente a las Hermanas Bethlemitas, en Fusagasugá. El evento contó con la presencia del Superior Provincial, el Padre Germán Gándara, CJM, y el equipo de formación de la casa.

Durante el retiro, se abordaron temas fundamentales como la conciencia atomizada, la conciencia espiritual y la expresión «Pueblo mío, invítanos a salir de Egipto», que suscitaron a una reflexión profunda sobre la liberación personal y comunitaria.

 

En la eucaristía de clausura, el Padre Germán exhortó a los participantes a considerar la casa y la comunidad local como espacios de formación en la persona de Jesús, enfatizando la importancia de la paciencia en el proceso vocacional, el servicio al Señor y la necesidad de volver al primer encuentro con Cristo. Destacó que la vocación es un proceso de amor y que el proyecto de Dios a menudo nos descoloca y cambia nuestro rumbo, orientándonos hacia su propósito. Finalmente, animó a los presentes a mantener la mirada fija en Jesús y a tener paciencia en el proceso.

 

Este retiro proporcionó a los participantes una oportunidad invaluable para profundizar en su discernimiento vocacional y renovar su compromiso con la misión de la Congregación.

 

Por primera vez, la Comunidad Local Arturo Echeverry recibe asociados eudistas

Por primera vez, la Comunidad Local Arturo Echeverry recibe asociados eudistas

Recibir nuevos asociados es de gran alegría para la Provincia Eudista Minuto de Dios, su presencia nos anima a continuar en la misión con el avivamiento del Espíritu Santo, el fervor a la Palabra de Dios para seguir evangelizando y la fuerza del corazón de Jesús y María, que nos impulsa a ser otro Jesús en la tierra.

En esta oportunidad, la Comunidad Local Arturo Echeverry por primera vez recibió asociados eudistas el pasado 30 de enero, tras un tiempo de formación llevado acabo a 8 laicos vinculados a Identidad Misional y Pastoral Educativa de los colegios Minuto de Dios.

Este proceso formativo se caracterizó por una fuerza especial en la cooperación fraterna, pues desde la Parroquia de Nuestra Señora de Los Dolores en Carazo, Nicaragua, asociados se encargaron de formar y animar a los nuevos hermanos a través de la virtualidad, transmitiendo toda su experiencia misionera y de identidad con la espiritualidad eudista, en temas como: San Juan Eudes y la Congregación de Jesús y María, la presencia de los eudistas en la Provincia Eudista Minuto de Dios, el padre Rafael García Herreros y el vínculo de la espiritualidad eudista con la Obra Minuto de Dios.

El padre Henry Sierra, CJM, superior local de esta comunidad afirmó que esta experiencia ha sido especial por el compromiso de los colaboradores de la Obra, en este caso a través del colegio, quienes, desde su experiencia como animadores pastorales, se adentraron en la espiritualidad eudista y el carisma Minuto de Dios, dando así un paso misionero significativo como ser asociados.

El P. Germán Gándara, CJM, Superior Provincial celebró la Eucaristía, en compañía de la concelebración de los padres Henry Sierra, CJM, Geovanny Colorado, CJM, Geovanny Colorado, CJM, Maynor Chavarria, CJM y también, se contó con la presencia de los esposos Luis Eduardo y Elizabeth Cadena R, coordinadores provinciales de los asociados eudistas.

Meditaciones Jubilares Eudistas | El agua y el fuego que forman un corazón en la representación gráfica del  Año Jubilar Eudista

Meditaciones Jubilares Eudistas | El agua y el fuego que forman un corazón en la representación gráfica del Año Jubilar Eudista

Por: P. Hermes Flórez Pérez, cjm

Introducción

Ha iniciado el Año Jubilar Eudista, un “tiempo privilegiado para renovar la alegría de nuestra pertenencia, la alegría de nuestra vocación y el carisma que compartimos” (El Superior General, Carta a la Congregación de Jesús y María, diciembre 6 de 2024). Meditemos durante este tiempo en algunas realidades del año jubilar. Hablemos de la representación gráfica (tal vez isologo) y sus componentes. Por una parte, encontramos los textos que rodean la imagen: “Peregrinos de esperanza – Renovemos nuestra alegría de ser Eudistas” y junto a ellos los números 100 y 400; por otra parte visualizamos la imagen en sí misma: san Juan Eudes rodeado por un corazón que está compuesto por colores que simbolizan el agua (azul) y el fuego (rojo).

La expresión “Peregrinos de esperanza”, hace referencia al Jubileo de toda la Iglesia durante el próximo año; la frase “Renovemos nuestra alegría de ser Eudistas”, es la que focaliza el Jubileo de la Congregación; los 100 años indican el centenario de la canonización de san Juan Eudes (1925) y los 400 años recuerdan su aniversario de ordenación sacerdotal que conmemoramos el 20 de diciembre.

La imagen de san Juan Eudes en la Basílica de San Pedro en el Vaticano nos pone en el dinamismo eclesial que celebramos: la canonización del sacerdote francés en 1925; también encontramos el corazón como símbolo del amor y de la devoción al Corazón de Jesús y María que difundimos los eudistas; y por fin el agua y el fuego que, según el autor (José Navas, formando eudista) recuerdan una renovación por el agua y el fuego del Espíritu Santo. Su inspiración fue en el texto O.C. VI, 333-334. Demos un paso más en el contexto del texto que aparece en estas páginas de las Obras Completas (OC) de san Juan Eudes.

El texto inspirador en su contexto: los doce cuadros representativos del Corazón de María

Hemos dicho que la página de san Juan Eudes que está detrás del ‘isologo’ es O.C. VI, 333-334, que corresponde al Libro Tercero, capítulo V de su obra El Corazón de la Sagrada Madre de Dios. Allí nuestro santo reflexiona sobre el undécimo cuatro del santísimo Corazón de la santísima Virgen, que es la hoguera de los tres jóvenes israelitas. Se trata de un “horno milagroso descrito en el capítulo tercero de la profecía de Daniel” (O.C. VI, 326).

Mencionemos de forma rápida los doce cuadros, que están en O.C. VI. Para san Juan Eudes las figuras del Corazón admirable de la Madre del amor hermoso están presentes en el mundo y, en perspectiva bíblica, pueden encontrarse desde Moisés hasta Jesús.

Las partes principales del mundo donde se encuentran las figuras del Corazón de María (Libro II) son:

  1. El cielo
  2. El sol
  3. El medio de la tierra en el que Dios obra nuestra salvación
  4. El hontanar y fuente inagotable de infinidad de bienes
  5. El mar
  6. El paraíso terrenal

Las realidades que se ven en este mundo desde Moisés hasta la muerte de Jesucristo (Libro III) donde se encuentran las figuras del Corazón de María son:

  1. La Zarza ardiente vista por Moisés en el Horeb
  2. El Harpa celestial y divina
  3. El Trono real de Salomón
  4. El Templo maravilloso de Jerusalén
  5. La Hoguera de tres jóvenes israelitas
  6. El Calvario

Como se evidencia en esta numeración, nuestro cuadro inspirador se enmarca dentro de toda una propuesta bíblica aplicada al Corazón de María. Pudiéramos deducir inicialmente que si acogemos estos puntos de vista que nos da la representación gráfica estamos ante un jubileo que tiene como centro de renovación eudista la Palabra de Dios y el Corazón de María (de hecho el Jubileo inició en Venezuela el día de la Inmaculada Concepción de María). Pero dejemos de lado estas consideraciones iniciales y veamos brevemente aquello que san Juan Eudes medita en el undécimo cuadro del Corazón de María.

El undécimo cuadro representativo del Corazón de la Santa Virgen: la hoguera de los tres jóvenes israelitas

Sin la necesaria experticia bíblica, podemos decir que el texto de Daniel donde aparece el horno de Nabucodonosor se enmarca en Babilonia, en tiempos del destierro. Según Milán (2017) “tales historias reflejan la situación de los judíos en la diáspora oriental entre los siglos V-III a.C.” (p. 110). En este sentido, la sección del libro donde se encuentra nuestro texto (1-6), con toda la crítica frente a su redacción y composición, presentaría por lo menos tres aspectos: 1) una exhortación a los judíos a mantenerse fieles a los principios de su religión, y adorar únicamente a su Dios, aún en medio de las pruebas que puedan conducirles a la muerte; 2) la integración de los judíos a la sociedad pagana; 3) la presentación del pagano Daniel que alcanza éxito en la corte del rey (cf. Milán, Libros proféticos, p. 110). Se trata de realidades que tocan la identidad del pueblo y de cada individuo, la fidelidad en los momentos difíciles y las relaciones con su entorno.

Estos temas no son ajenos al Año Jubilar Eudista que nos lleva a pensar en la pertenencia, la vocación y el carisma compartido. Aunque las discusiones sobre la historicidad del texto han estado al orden del día, estas perspectivas que abre en orden a la identidad, a la fidelidad y a las relaciones serán trasversales en la historia de la salvación.

El libro de Daniel ha sido bastante utilizado en la tradición cristiana por varias de sus categorías, especialmente en lo que se refiere al Hijo del hombre aplicado a Jesucristo y al final de los tiempos. En el marco de esta tradición, también san Juan Eudes hace un aporte significativo, y lo relaciona desde la figura de María, específicamente enfocado a su corazón. ¿Será exitosa esta empresa de relacionar un horno pérfido con un horno divino?

La tensión entre dos hornos que despunta en el fuego y el rocío

Fiel a su manera de escribir, san Juan Eudes inicia la reflexión contraponiendo dos hornos: el horno de Nabucodonosor (donde envió a los tres jóvenes israelitas) y el horno del Corazón de María. Lamentablemente las páginas 333-334 no nos permiten descubrir en toda su riqueza esta relación, por lo que debemos extendernos más allá de ellas. A estas alturas nos hemos preguntado si esta relación no sería demasiado forzada. San Juan Eudes ya la imagina y nos invita a confiar porque ya ha sido utilizada por algunos santos y doctores, entre ellos san Juan Damasceno. Pero la cuestión sigue latente: ¿cómo se puede relacionar este cuatro de la impiedad (el horno de Nabucodonosor) con el Corazón de María?

Revisemos rápidamente esta relación de oposición entre los dos hornos: a) El horno de Daniel fue construido por un rey terreno; el horno del Corazón de María fue construido por el rey celestial; b) El horno de Daniel fue preparado para quemar a quienes no adoraran a Nabucodonosor; el horno del Corazón de María fue hecho para arder en los fuegos sagrados del divino amor; c) Los ministros del rey de Babilonia encendieron el fuego terrestre y material; Jesús prendió el fuego celeste y espiritual; d) El fuego del horno de Daniel  sube unos codos por encima de ese horno; el fuego del horno del Corazón de María sube hasta el cielo (hasta el corazón del Padre que es su Hijo, arrancándolo y atrayéndolo al seno de una Madre para la salvación del mundo). Es fuego de amor y caridad.

Aunque tienen finalidades diferentes y se contraponen, para san Juan Eudes estas realidades sucedidas en el pueblo de Israel tienen su despunte en el cristianismo: “veo en la hoguera de Babilonia grandes maravillas obradas en ella por el poder divino. Maravilloso contemplar una hoguera llena de fuegos y de llamas [une fournaise pleine de feux et de flammes], en medio de la cual sopla un viento refrescante como suave rocío [une douce rosée]: ‘el ángel hizo soplar en medio de la hoguera un viento como rocío’ (Dn 3, 50)” (O.C. VI, 333).

El pasaje bíblico sorprende a nuestro santo fundador, sobre todo porque ese horno no consume a quienes están adentro. Pareciera que los jóvenes están en un lugar de delicias: cantan alabanzas y salen más fuertes y vigorosos. Pero nuevamente recuerda: “¡Grandes prodigios los de esta hoguera de Babilonia! Pero son solo sombra de los milagros que se ven en la hoguera del Corazón sagrado de la reina de los ángeles” (ibid.). Es aquí donde comienza el texto que se nos propone como marco de la representación gráfica del Jubileo Eudista.

Agua y fuego en la representación gráfica del Jubileo Eudista

En medio de la sorpresa o, digámoslo, del estupor, san Juan Eudes se pregunta: “¿No es prodigio grande ver el fuego y el agua convivir juntos, en medio de los ardores de esta hoguera, sin que el fuego disminuya en nada el frescor del agua ni que la frescura del agua desvanezca en algo el ardor del fuego? ¿Qué clase de fuego es este? ¿Y esta agua?” (O.C. VI, 333). La traducción española que conozco omite una parte del texto francés y une las dos preguntas sobre el agua y el fuego, sin embargo, el texto completo es: «Quel est ce feu? C’est le feu de l’amour sacré qui brûle dans ce Cœur virginal. Quelle est cette eau ? C’est l’eau des tribulations dont ce saint Cœur a souvent été rempli. » : el fuego del amor sagrado que arde y el agua de las tribulaciones con que muchas veces se ha llenado el Corazón.

Este es el abatimiento de nuestro corazón: el amor y la tribulación. Ojalá que una clave de renovación en este Año Jubilar Eudista sea de una conciencia de este “combate interior”. San Juan Eudes nos lo dice mejor: “La profusión del amor atrajo la abundancia de las aflicciones y las aguas de las tribulaciones sirvieron de leña para mantener y atizar el fuego del amor” (O.C. VI, 334). Creo que esta manera de ver nuestra vida personal y de comunidad se convierte en un antídoto frente a aquellas situaciones que el padre Jean-Michel Amouriaux nos manifiesta en su carta: el desencanto y la desilusión, la fragilidad del vínculo, la poca perseverancia en la prueba, los abusos…

En el cambio de situación, el eudista es quien debe dar el paso. San Juan Eudes lo invita a decidirse entre el horno de la esclavitud (el de Nabucodonosor) y el horno de la libertad (aquel que tenemos como tesoro en nuestra Congregación): “¿Quieres, querido hermano, evitar esta desgracia [la del horno de Nabucodonosor]? Entrega tu corazón a la reina de los corazones y suplícale que te dé a su Hijo. Ruégale que encienda en ti ese fuego que él vino a traer a la tierra, según su infinito deseo.” (O.C.VI, 336). Es decir: una vez que en libertad el eudista da el primer paso, Dios enciende la llama del amor primero.

¿Eliges el horno del Corazón de María para arrancar el tuyo y convertirte en una antorcha? Claves para nuestra renovación en clave jubilar

Creo que, con las reflexiones anteriores podemos tener ante nuestros ojos una perspectiva para vivir el Año Jubilar Eudista. El recorrido por el texto que ha inspirado el isologo nos invita a dar un paso más allá y poder suscitar un “trasplante de corazón”. Pero dejemos que sea san Juan Eudes mismo quien nos ayude a entender mejor lo que queremos vivir en el contexto del cuadro sobre el Corazón de María que estamos meditando:

“…arranca de tu corazón cuanto pueda poner obstáculo. Si ese fuego ya arde en tu corazón esfuérzate por avivarlo más y más mediante la meditación de las verdades evangélicas, por la práctica de las virtudes cristianas y especialmente por el ejercicio del divino amor y de la caridad. No te contentes solo con esto. Anhela con el Hijo de Dios, que todo el mundo sea abrasado con este fuego celestial. Trabaja con él para prenderlo por doquier. Será muy del agrado de su divina Majestad. Todos cuantos desean complacerle que se empleen plenamente en esto, sobre todo aquellos que ha escogido especialmente para ser sus cooperadores en la salvación de las almas. Toma una antorcha en la mano y mete ese fuego divino en todo el mundo si te es posible. Si me preguntas de qué antorcha se trata te respondo que tú mismo debes ser esa antorcha” (O.C. VI, 336-337).

Finalmente, como se intuye, la consecuencia de ese amor incluye la dinámica de entrar al corazón y salir para encender el corazón de los demás:

“¿Dónde vas a encender esa antorcha y dónde vas a tomar el fuego que debes prender en los corazones de los hombres? En el Corazón divino de la madre de amor. Acércate a menudo, con respeto y veneración, a esta sagrada hoguera; considera atentamente los divinos ardores de que está incendiada; imita el amor y la caridad que la inflaman; suplica humildemente a esta caritativa Madre que envíe a tu corazón algunas chispas de ese fuego celestial que arde en su Corazón.

Cuando tu antorcha arda vigorosamente, podrás prender fuego por doquier, a izquierda y derecha; lo encenderás en los corazones de los buenos y lo harás brillar en el corazón de los malos, por el santo ejemplo de tus acciones, por el fervor de tus oraciones y por la luz de tus enseñanzas” (337-338).

El Año Jubilar, un tiempo privilegiado para encender el corazón

Para finalizar, quisiera recordar las palabras iniciales de esta meditación, que nuestro Superior General nos ha escrito sobre lo que es el Jubileo Eudista: “tiempo privilegiado para renovar la alegría de nuestra pertenencia, la alegría de nuestra vocación y el carisma que compartimos”. Se trata de tres palabras: pertenencia, vocación y carisma. Hemos encontrado algunos acentos en el texto bíblico: fidelidad, relación, identidad. Y ahora, al final del recorrido san Juan Eudes nos ha recordado que el amor y la tribulación se abaten en el corazón. Por lo tanto, en este “combate espiritual” del corazón, el eudista está invitado a arrancar los obstáculos que se interponen a la renovación de la alegría de nuestra pertenencia, de nuestra vocación y del carisma que compartimos. Este proceso seguramente no parte de cero, pero requiere un esfuerzo constante por medio de la meditación de la Palabra de Dios (a ejemplo de María), el ejercicio de las virtudes, el ejercicio del amor divino y la caridad.

Sin embargo, para encenderse en este amor y encender al mundo, el Eudista debe regresar constantemente al Corazón de Jesús y María, suplicándole a ellos, sus Superiores, que envíen a su corazón algunas chispas de ese fuego divino. Esta puede ser nuestra súplica en este Año Jubilar Eudista.

¿Cómo avanza el proceso de beatificación del P. Rafael García Herreros?

¿Cómo avanza el proceso de beatificación del P. Rafael García Herreros?

Desde el 2012, se dio inició al proceso de beatificación del padre Rafael García Herreros, cjm, fundador de la Obra El Minuto de Dios. Su vida, marcada por una profunda espiritualidad eudista, dejó un legado centrado en el amor al Corazón de Jesús y María, el servicio a través de la formación, y el don de la misericordia.

El pasado 17 de enero, en el marco del 116 aniversario de su nacimiento, se envió a Roma la “Positio sobre la vida, virtudes y fama de santidad del Siervo de Dios Rafael García Herreros”. Este documento, preparado durante dos años y con más de 800 páginas, junto con una extensa sección iconográfica, fue entregado a la Dra. Silvia Correale, postuladora de la causa.

A lo largo de este proceso, figuras clave como el P. Diego Jaramillo, cjm, amigo y misionero cercano del padre Rafael; el P. Iván Díaz, cjm, quien ya goza de la presencia de Dios y fue el vicepostulador de la causa; Hans Schuster, quien continuó esta labor y Margarita Osorio, autora de la biografía incluida en la Positio, han desempeñado un papel esencial. Además, los testimonios y oraciones de la comunidad han sido fundamentales para llegar a esta etapa.

La causa se encuentra en la cuarta etapa: la Discusión de la Positio, un paso previo para que el Siervo de Dios sea declarado “Venerable”. Este documento será evaluado por una comisión de teólogos nombrados por la Congregación para la Causa de los Santos. Posteriormente, los cardenales y obispos de la Congregación revisarán la opinión de los teólogos en una sesión solemne, lo que permitirá avanzar hacia la quinta etapa: el decreto del Santo Padre sobre la Heroicidad de Virtudes. Con este decreto, el Siervo de Dios será proclamado Venerable.

Actualmente, la Dra. Silvia Correale, como postuladora de la causa, trabaja en la redacción final de la Positio, que se presentará al Dicasterio para la Causa de los Santos en el segundo semestre de 2025, en un contexto especial: el año jubilar de la Iglesia, el año jubilar de la Congregación de Jesús y María y la celebración de los 70 años de El Minuto de Dios.

Invitamos a todos a seguir apoyando esta causa con su oración, especialmente la oración oficial de beatificación, pidiendo al Señor milagros por intercesión del Siervo de Dios Rafael García Herreros. Asimismo, cada uno está llamado a ser embajador de esta causa, a conocer más sobre su vida y obra, y a vivir su legado como “peregrinos de esperanza”.

 

Formación y fraternidad: Los Eudistas presentes en el retiro ‘Mujeres de Esperanza’ con las hermanas de Nuestra Señora de la Caridad del Buen Pastor, Perú

Formación y fraternidad: Los Eudistas presentes en el retiro ‘Mujeres de Esperanza’ con las hermanas de Nuestra Señora de la Caridad del Buen Pastor, Perú

La formación ha sido siempre un pilar esencial en el carisma de los Eudistas, especialmente en el acompañamiento de vocaciones sacerdotales y religiosas. Este fundamento, tan arraigado en la espiritualidad eudista, busca formar a Jesús en cada persona, para que Él viva y reine en los corazones y en la vida misma.

Fomentar este carisma junto a la “Gran Familia Eudista” es un motivo de alegría que impulsa a seguir adelante con esta misión. En esta ocasión, el Padre Camilo Bernal, cjm, dirigió un retiro espiritual para las Hermanas de Nuestra Señora de la Caridad del Buen Pastor, Provincia del Perú, del 12 al 19 de enero, bajo el lema: “Mujeres de Esperanza”, en el marco del Año Jubilar.

Durante este retiro, 50 hermanas participaron en una atmósfera de silencio, recogimiento y apertura espiritual. El programa incluyó 13 meditaciones de una hora, 8 eucaristías y espacios dedicados a la confesión y la escucha espiritual. Según las participantes, el ambiente de oración y fraternidad propició un profundo crecimiento personal y comunitario.

El P. Camilo Bernal, quien preparó el retiro con esmero durante dos meses, destacó que este espacio fue una muestra de gratitud de los Eudistas hacia esta comunidad religiosa, reconociendo su bondad, confianza y generosidad.

La Provincia Eudista Minuto de Dios celebra y agradece estos encuentros fraternos, reafirmando su compromiso de servir a la Iglesia a través de la formación espiritual, con el propósito de hacer vivir y reinar a Jesús en los corazones de todos los fieles.