por José Andrés Hurtado Soto | Oct 22, 2021 | Actualidad Eudista
Por José Gregorio Navas, candidato eudista.
En ocasión de la celebración eudista del Corazón de Jesús, que tiene lugar cada 20 de octubre, en la Provincia Minuto de Dios se desarrolló el Congreso Internacional de Estudios sobre la Teología del Corazón de Jesús en san Juan Eudes, asimismo se celebró el “Alégrate Corazón 2021” concluyendo con la Solemnidad del Corazón de Jesús en la celebración de la Eucaristía, presidida por el Superior General de la Congregación de Jesús y María, P. Jean-Michel Amouriaux.
La Provincia Eudista Minuto de Dios fue sede del Congreso Internacional de Estudios sobre la Teología del Corazón de Jesús en san Juan Eudes, que organizó la Facultad de Estudios Bíblicos, Pastorales y de Espiritualidad (FEBIPE) de UNIMINUTO, desde el viernes 16 al domingo 18 de octubre, en el cual se abarcaron siete miradas del Corazón de Jesús y que fueron desarrolladas por distintos conferencistas, de talla internacional, expertos en los temas abordados, entre quienes figuraron el Dr. P. Álvaro Duarte, Cjm., Dr. Fr. Enrique Eguiarte, Mg. P. Jean-Michel Amouriaux, Cjm., Mg. P. Guillermo Acero, Cjm., y el P. Camilo Bernal, Cjm. De este modo, las siete dimensiones comprendían: 1) bíblica, 2) patrística, 3) construcción teológica, 4) pastoral, 5) antropológica, 6) devocional y 7) carismática. Dicho Congreso se llevó a cabo a través de las dos modalidades, presencial y virtual, a través de la página oficial de la FEBIPE en YouTube.
Unido a este Congreso Internacional sobre el Corazón de Jesús, se dio cita el evento “Alégrate Corazón” que organiza y anima la Casa de Formación Eudista “La Misión” de la Provincia Minuto de Dios, un evento que esta vez se asoció a la temática que propuso el Congreso, basado en el salmo 45, 2: “Me brota del corazón una palabra buena”. Con esa misma esencia, brotó del Corazón Eucarístico del Señor, para los asistentes en modo presencial-virtual, un sinfín de bendiciones, se desbordó el amor ardiente del Corazón de Jesús en quienes acudieron a él. El “Corazón Alegre” del Señor pasó a formar parte del corazón de todos los que se reunieron en torno a su presencia y entre cantos, oraciones y risas se establecieron lazos de fraternidad.
En el Congreso Internacional del Corazón de Jesús, aunque se pudo considerar como una propuesta meramente académica, se supo fusionar el estudio propiamente con la espiritualidad eudista y las celebraciones litúrgicas de la Eucaristía que tuvieron cita los tres días el evento. La Eucaristía de clausura del Congreso fue presidida por el Superior General de la CJM, P. Jean-Michel Amouriaux, en compañía de los distintos padres eudistas de las Provincias Minuto de Dios, Colombia y Venezuela. El Padre Amouriaux afirmó en su homilía que “en la persona de Jesús hay cielo y tierra, hay Dios y Hombre. San Juan Eudes lo afirma al decir que por la persona de Jesús recibimos todo de Dios, la gracia y el Espíritu Santo; por ese mediador nos presentamos delante del Padre: Él es la Unidad del cielo y la tierra, es la puerta abierta del lado de Dios y ha reabierto la puerta del lado del hombre, cuya puerta abierta es su costado abierto, el corazón del Hombre-Dios”.
Siguiendo con esa misma sintonía en el amor del Señor, el 20 de octubre, se celebró la Solemnidad Eudista del Divino Corazón de Jesús. Esta solemnidad propuesta por san Juan Eudes, tiene cita cada 20 de octubre, fue esa la fecha establecida por el santo francés para honrar el “Corazón Amantísimo de Jesús”, fue él quien, por primera vez en la historia de la Iglesia, “compuso un oficio y una misa que hizo aprobar por los obispos que le habían confiado sus seminarios y, en 1672, dirigió a sus hijos una circular triunfante en la que los invitaba a celebrar solemnemente, el 20 de octubre, la fiesta del divino Corazón de Jesús. Les pedía encarecidamente que convocaran al pueblo y predicaran en ella” así lo encontramos reflejado en las Obras Completas VIII. De ahí, cada año se celebró –como ahora– la fiesta del Corazón de Jesús, que, como lo diría san Juan Eudes: “es la fiesta del amor”.
Dentro de la celebración de la eucaristía, se dio gracias por la culminación de la visita canónica del Superior Provincial, P. Jean-Michel Amouriaux, a la Provincia Minuto de Dios, la cual fue de grandes frutos a favor del crecimiento y buen funcionamiento de las distintas estancias de esta Provincia. Asimismo, se inició con gran alegría el Año Jubilar en preparación del 350° aniversario de la primera celebración litúrgica del Corazón de Jesús, realizado por san Juan Eudes en octubre 20 de 1672, por eso en este año jubilar estamos llamados a “vivir en el amor trinitario de Dios, el cual nos salva” –en Palabras del Superior General–. De igual forma, fue propicia la ocasión, para que el Padre Jean-Michel compartiera la noticia sobre el nuevo Provincial de El Minuto de Dios, siendo el Padre Camilo Bernal reelecto para la animación de la Provincia.
Damos gracias al Señor por este regalo que nos ha dado, al entregarnos el Corazón de su Hijo querido, san Juan Eudes nos lo recuerda: “El Corazón de Jesús es de ustedes porque el Padre eterno, al darles a su Hijo, les ha dado el Corazón de su Hijo”.
¡Viva Jesús y María!
por José Andrés Hurtado Soto | Oct 7, 2021 | Actualidad Eudista
Descubramos el mundo donde tenemos que ser Iglesia.
El mundo contemporáneo experimenta a gran escala una acelerada cultura del cambio, los avances de la ciencia, la tecnología y los nuevos modelos de sociedad, afloran distintas realidades que suponen un reto para las estructuras actuales, desde el núcleo familiar hasta el aparataje organizacional de los Estados, teniendo en cuenta sus dimensiones políticas, económicas y sociales.
Hablar de cambio implica centrar la mirada en lo propio de la persona humana, detenerse en aquello que configura su antropología y lo abre al mundo de las posibilidades y de las relaciones, es entrar en el “caldo de cultivo” que permite su desarrollo y su mayor expresión en los distintos niveles de su multidimensionalidad, es tocar el corazón de su naturaleza que lo hace ser contingente y variable. Por tanto, hablar de cambio es hablar del hombre de ayer, de hoy y de mañana.
Sin embargo, el hombre que se encuentra habituado ontológicamente al cambio se enfrenta a un nuevo paradigma histórico, como lo afirma en su libro “Las edades de la globalización”, Jeffrey Sachs, economista y profesor norteamericano, “vivimos una aceleración del cambio” considerado este como una categoría propia de la innovación, en donde su aceleración exponencial, ha agilizado los procesos, cimentando así, una nueva era o época que obliga a descubrir dónde el ser humano debe ser.
Este “aceleramiento del cambio” ha tocado las puertas de la Iglesia, obligándola a preguntarse sobre sí misma y sobre el mundo: Iglesia, ¿Qué dices de ti misma y qué le dices al mundo de hoy? La institución eclesial no puede ser ajena a este fenómeno histórico que pone entre la espada y la pared a todas las estructuras sociales.
Esta situación posibilitó un importante acontecimiento mundial, el gran Concilio Ecuménico Vaticano II (1962 – 1965), que promovió un cambio o renovación en la vida de la Iglesia, con el fin de asumir el anuncio del evangelio en coherencia con las exigencias actuales; cada vez se tomaba conciencia de la brecha que existía entre la Iglesia y el mundo contemporáneo. El Papa San Juan XXIII (1881 – 1963) convocó el Concilio, convencido de que la Iglesia debía adaptar su predicación, su organización y sus métodos de pastoral a un mundo que se había transformado profundamente[1].
El sentimiento de cambio era evidente en todos los sentidos, incluso, aunque Juan XXIII no logró concluirlo, su predecesor, el Papa San Pablo VI, cuando se clausuró el Concilio, el 7 de diciembre de 1965, dijo lo siguiente: «Quizá nunca como durante este Concilio se había sentido la Iglesia tan impulsada a acercarse a la humanidad que le rodea, para comprenderla, servirla y evangelizarla en sus mismas rápidas transformaciones… En el rostro de cada ser humano, sobre todo si se ha hecho transparente por sus lágrimas y dolores, podemos y debemos reconocer el rostro de Cristo«[2]
El impulso renovador del concilio llegó a las tierras Latinoamericanas, siendo el mismo Pablo VI quien denunciara la resistencia de algunos sectores al inminente cambio, por eso el 24 de noviembre de 1965, reunió a la directiva y equipos del CELAM, y a todos los obispos latinoamericanos que participaban en el Concilio, y se lamentó por «quienes permanecen cerrados al soplo renovador de los tiempos, y se muestran faltos de sensibilidad humana y de una visión crítica de los problemas que se agitan a su alrededor… La súplica dolorosa de tantos que viven en condiciones indignas de seres humanos no puede dejar de afectarnos, venerables hermanos, y no pueden dejarnos inactivos«[3]
Ciertamente, el cambio no es posible si antes no se asume un verdadero encuentro personal con Cristo, quien todo lo hace nuevo, sin embargo, no se puede quedar únicamente en el plano personal, sino que el encuentro se traduce en salida misionera, en acción pastoral concreta de comunicación del evangelio y testimonio de entrega y donación.
La V Conferencia General del Consejo del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, realizada en Aparecida, Brasil, centra la mirada en este impulso renovador, sin dejar a un lado los esfuerzos de las asambleas anteriores, desde Medellín (1968) hasta Santo Domingo (1992). El Papa Benedicto XVI, en su discurso inaugural, en referencia a los pueblos de Latinoamérica, afirma: “La fe ha de afrontar serios retos, pues está en juego el desarrollo armónico de la sociedad y la identidad católica de sus pueblos”.
El gran llamado a los bautizados a “ser discípulos y misioneros de Jesucristo” renovando y revitalizando la novedad del evangelio arraigada en la historia, que es garante y testigo de los profundos cambios que atraviesa la humanidad en el tiempo, esperando una respuesta asertiva de los hijos de Dios que son Luz y Sal de la tierra. Esto implica evidentemente una auténtica conversión que no se reduce sólo a lo personal, sino que trasciende a lo pastoral, es decir, a la capacidad de estar dispuestos a dejar que la Palabra inunde el sentir y el actuar; y a nivel eclesial, disponerse a dejar que el Espíritu Santo lleve por donde Él considere conveniente, aunque eso signifique desprenderse de modelos a los que se está acostumbrado.
Conversión pastoral
La renovación del Concilio Vaticano II ha permeado a la Iglesia y Aparecida lo recuerda para los pueblos de Latinoamérica, teniendo de referencia el mandato de Cristo en el evangelio “Vayan y hagan discípulos a todos los pueblos” (Mt 28, 19) El documento conclusivo de esta importante conferencia para la vida de la Iglesia lo enfatiza en su numeral 365:
“Esta firme decisión misionera debe impregnar todas las estructuras eclesiales y todos los planes pastorales de diócesis, parroquias, comunidades religiosas, movimientos y de cualquier institución de la Iglesia. Ninguna comunidad debe excusarse de entrar decididamente, con todas sus fuerzas, en los procesos constantes de renovación misionera, y de abandonar las estructuras caducas que ya no favorezcan la transmisión de la fe.”
Aparecida insiste que la Conversión Pastoral no se reduce a un cambio de planes sino a una actitud constante de escucha y discernimiento “lo que el Espíritu está diciendo a las Iglesias (Ap 2, 29) a través de los signos de los tiempos en los que Dios se manifiesta”[4] . Esta apertura de escucha no puede prescindir del contexto histórico de los miembros de la Iglesia y los contextos socioculturales bien concretos. La renovación no es cambio de planes, es verdadera toma de conciencia de la vida espiritual, pastoral e institucional, solo así se puede ser coherente con el anuncio del evangelio y un mundo que “gime con dolores de parto” (Rm 8,22).
Se puede resumir la conversión pastoral por medio de las siguientes actitudes: apertura, diálogo, corresponsabilidad, participación, testimonio y comunión. Si las dinámicas pastorales no están atravesadas por estas disposiciones se corre el riesgo de una pastoral con los ojos vendados a la realidad de la gente, lo que significa una ruptura con la instauración del Reino de Dios que se hace efectivo para la salvación de la humanidad en su tiempo, entre el vaivén de los nuevos y permanentes desafíos.
Una Iglesia en salida.
Evidentemente siempre se ha hablado de misión, en unas épocas más que otras, sin embargo, con el Papa Francisco, la misión va acompañada de un sentido transformador de la Iglesia y sus estructuras, lo que marca el camino de conversión que se debe recorrer, es decir, no se trata solamente de llevar el evangelio a quienes no lo conocen o poco saben de él, sino que es la ocasión urgente y prioritaria de hacer una renovación y transformación en la Iglesia:
Sueño con una opción misionera capaz de transformarlo todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado para la evangelización del mundo actual más que para su autopreservación (EG 27).
La “salida misionera” como lo llama el Papa, es la posibilidad de relación, es la vía de construcción fraterna que hace de la misión una “cultura del encuentro” entre los actores de misión y sus destinatarios, desde el paradigma del anuncio kerigmático hasta la transformación de la realidad a condiciones más humanas para la realización de un mundo mejor. Estar en salida es la mayor vivencia de encuentro con Jesús y con el otro, lo que es un verdadero imperativo para todo bautizado.
Es el momento del discernimiento, la Iglesia debe pasar por el cernidor sus criterios y pensamientos, su quehacer y actuar, con el fin de descubrir cómo ser Mater et magistra hoy, pero, ante todo, cómo dejar que la Palabra y la fuerza renovadora del Divino Espíritu muestre el camino a seguir, las renuncias y adhesiones que se deben realizar y cómo Cristo es la fuente y culmen de todo proceso eclesial:
Cada cristiano y cada comunidad discernirá cuál es el camino que el Señor le pide, pero todos somos invitados a aceptar este llamado: salir de la propia comunidad y atreverse a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio (EG 20).
Si el creyente no asume un verdadero cambio de mentalidad, una renovación del corazón, y la auténtica armonía de la vida interior, es más difícil responder a los desafíos, porque sin la conversión personal, no se puede dar a Cristo a los demás, como dice la sabiduría popular “Nadie da lo que no tiene” y si no se tiene a Jesús todos los planes quedan vacíos y estériles.
La conversión pastoral parte de la conversión personal, pues solo un corazón encendido de amor por el Señor es capaz de amar a los demás, de salir al encuentro de las realidades cambiantes, del que sufre nuevos dolores y de los rostros marginados donde Cristo está dos veces.
Finalmente, ahora corresponde a cada institución (CJM – Provincias) aterrizar los procesos de renovación y transformación, partiendo del corazón, es momento de posibilitar el cambio, un cambio acompañado del equilibrio y el diálogo con la bondad de la historia y una visión de conjunto, solo así se podrá responder a un mundo multipolar que exige una gobernanza multilateral (interprovincialidad) que permita unir esfuerzos para responder a los retos permanentes del discípulo de hoy. Se necesita un nuevo paradigma pastoral en donde “Nadie se quede sin servir”
La discusión queda abierta, porque no basta la conversión personal y pastoral, se debe seguir avanzando hacia una conversión sinodal, en donde realmente se pueda decir: “Para la misión, juntos”.
Maynor Chavarría Reyes
Nicaragüense
Candidato Eudista MD
[1] Morello, G. El concilio Vaticano II y su impacto en América Latina. A 40 años de un cambio en los paradigmas del catolicismo.
[2] Pablo VI, Alocución en la clausura del Concilio Vaticano II, en: Concilio Vaticano II, Madrid, BAC, 1966, 490-493
[3] Pablo VI, Exhortación Apostólica al Episcopado de América Latina en Roma, en op. cit., 851-862
[4] V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe. Aparecida: CELAM, 2007. No. 366
por José Andrés Hurtado Soto | Sep 21, 2021 | Actualidad Eudista
Recientemente el Padre Diego Jaramillo, Cjm, celebró sus 50 años como eudista dentro la Organización Minuto de Dios, lo que es motivo de alegría para el catolicismo colombiano, en cuya Iglesia ha sabido desempeñar su misión desde el Barrio Minuto de Dios.
Desde el portal web “El Catolicismo” de la Arquidiócesis de Bogotá, se dedicó una sección especial al Padre Diego Jaramillo Cuartas, Cjm, en el marco de su 50º Aniversario como sacerdote en la Organización Minuto de Dios, la cual preside desde hace 29 años: “Cumplí mi misión y veo como da frutos”, fueron las palabras del padre Diego, en medio de su entrevista.
En medio de la entrevista, el padre Diego Jaramillo, pidió a los colombianos que eleven su oración para que el Siervo de Dios, el padre Rafael García Herreros, pueda llegar a ser un Santo más para la Nación Colombiana. Es preciso recordar que en el venidero mes de noviembre se cumplen 29 años del fallecimiento del padre Rafael García Herreros y, antes de su muerte, el padre Diego, ya estaba a cargo de muchas tareas en la organización considerado, así, como su sucesor.
La causa de la beatificación del padre García-Herreros es una de los deseos del padre Diego Jaramillo, buscando que todos puedan ver en la Obra que el padre Rafael realizó un modelo de todo lo que un cristiano puede realizar en el mundo, sobre todo en los énfasis empleados por el Siervo de Dios: el servicio a los pobres, en todos los aspectos, que apunta al desarrollo integral de la persona. Para esto El Minuto de Dios sigue trabajando.
El “Minuto de Dios”, sembrado por el Padre Rafael García-Herreros, se ha convertido en un árbol que va extendiendo sus ramas y sigue dando frutos, donde el padre Diego Jaramillo cumple un papel fundamental. Les invitamos a leer la nota y a ver el vídeo de la entrevista en el siguiente enlace: https://www.elcatolicismo.com.co/invitado-especial/cumpli-mi-mision-y-veo-como-da-frutos-esta-obra
por José Andrés Hurtado Soto | Sep 3, 2021 | Actualidad Eudista
La tarde de este jueves 02 de septiembre, en la parroquia San Juan Eudes de El Minuto de Dios, se celebró la Eucaristía en ocasión de la Memoria de los Beatos Mártires Eudistas: Francisco Hebert, Francisco Lefranc y Pedro Pottier. Este acontecimiento es de gran importancia para nuestra Congregación pues, siguiendo la enseñanza de san Juan Eudes, todo cristiano debe imprimir una perfecta imagen de Jesús y de María, rey y reina de los mártires, con el fin de asemejarnos a ellos en su muerte. En dicha celebración se llevó a cabo la firma de inicio de probación de tres nuevos candidatos de la Casa de Formación «La Misión». La Celebración estuvo presidida por nuestro Superior Provincial, P. Camilo Bernal, Cjm, en compañía del P. Carlos Jiménez, Cjm, del P. Álvaro Duarte, Cjm, rector y vicerrector, respectivamente, de la Casa de Formación “La Misión” y de los padres que conforman el equipo de formación de esta instancia provincial.
En el marco de esta celebración, se dio lugar a la firma de inicio de probación de los nuevos candidatos: Luis Guillermo Romero, Diego Alejandro López y Julián Toro. La probación, llamada así por san Juan Eudes, es el período inicial de la formación para la vida eudista. Su finalidad primordial es formar para la vida apostólica en comunidad, su período es de cuatro años y en este inicio expresan su deseo de vivir en esta Escuela de Santidad y reciben por parte del Superior Provincial, las Constituciones y Reglas Prácticas de la Congregación de Jesús y María. “Encomendados a Jesús y María para que sean guía en el camino que están iniciando”.
Si bien, la Palabra de Dios es, a todas luces, la fuente del llamado de los candidatos al ministerio sacerdotal. En ese sentido, los Evangelistas colocan en boca de Jesús el llamado de sus servidores. Así lo expresó el Padre Camilo Bernal, quién enfatizó: “Por eso es importante que en este camino, nosotros como provincia, debamos recordar este momento, es un momento con unos pocos invitados y es el compromiso de celebrar el camino de Jesús y el de estos tres Mártires Eudistas.”
Por otra parte el Padre Camilo Bernal recalca en la homilía que los Mártires fueron fieles a la organización y a la dinámica de la Iglesia. Asimismo, la vida cristiana tiene esas situaciones difíciles y, de la cual, cuya cima es el martirio. “Estamos llamados a “dejarlo todo” para “seguirle”; seguir la Palabra de Jesús en este camino y vocación que están tomando en sus vidas. Hoy es la oportunidad de recordar la Palabra de Jesús, es un desafío propio para nuestra vida y como sacerdote uno se da cuenta de la importancia de la Palabra y del compromiso de dejarlo todo y continuar con la vida de Jesús en nuestra existencia”, así lo afirmó nuestro Superior Provincial.
En la Memoria de estos Mártires Eudistas se nos anima a entregarlo todo para que Jesús y María vivan y reinen en el corazón de todos los hombres y mujeres. En el contexto de esta celebración, damos gracias a Dios por los nuevos candidatos que han firmado el inicio de la etapa de probación y los acompañamos con nuestra oración.
por José Andrés Hurtado Soto | Sep 2, 2021 | Actualidad Eudista
El pasado martes 31 de agosto se llevó a cabo un conversatorio en el marco del espacio “Comunidad de Comunidades” que cada martes conduce el padre Diego Jaramillo, presidente de la Organización Minuto de Dios a través del canal de Youtube Minuto de Dios TV, a propósito de la celebración de sus 50 años de servicio en el Minuto de Dios; la charla giró en torno a sus vivencias, sus ideales, sus realizaciones, y su legado a las nuevas generaciones.
Con la compañía e interlocución de un grupo de laicos, sacerdotes y candidatos de El Minuto de Dios, El Padre Diego Jaramillo habló sobre diversas experiencias entre las cuales destacó la manera en la que conoció al padre Rafael García Herreros desde que era muy joven y fue a través de sus cuentos.
Ya de seminarista, en el Seminario Valmaría de la Congregación de Jesús y María, tuvo la oportunidad de conocerlo personalmente; entabló amistad con él y lo acompañaba en sus campañas de erradicación de tugurios. En agosto de 1958, el P. Rafael fungió como padrino de ordenación de P. Diego. La primera misa que se celebró en el barrio Minuto de Dios la presidió el P. Diego el 12 de octubre de 1958.
El padre Diego se involucró en el nacimiento y expansión de la Renovación Carismática, corriente de gracia que llega a El Minuto de Dios en 1967, y fue clave en la organización de los Encuentros Católicos Carismáticos Latinoamericanos ECCLA, que se realizaron en el barrio desde 1973.
En 1984 propició las bases para crear Lumen Colombia y Lumen América Latina y en 1986-1987 creó la Escuela Latinoamericana de Comunicación y Evangelización, que fue una de las bases para la creación de la Universidad Minuto de Dios
A finales de 1992, al morir el P. Rafael García Herreros, la Junta Directiva de la Corporación Minuto de Dios designó al padre Diego Jaramillo como Presidente de la Organización, obra que anima y lidera desde entonces con el apoyo de muchos laicos y presbíteros eudistas, logrando expandir y acrecentar la obra de El Minuto de Dios en servicio de los pobres de Colombia.
“Toda nuestra vida la podríamos condensar en un minuto, El Minuto de Dios”.
Si deseas revivir este conversatorio especial completo, puedes hacer click en el siguiente enlace https://www.youtube.com/watch?v=4S-RtqdHCWE
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