Vivamos nuestros Carismas Cristianos durante esta Cuaresma
Hoy en La Iglesia damos inicio al tiempo de cuaresma, tiempo de conversión y reflexión interior. Que hoy como iglesia este período signifique un camino de desierto y austeridad para llegar, por medio de la penitencia, a la verdadera libertad de la Pascua definitiva.
Este tiempo es un peregrinar hacia el camino del amor y de la vida, donde se nos dice estas palabras: “Conviértete y cree en el Evangelio”. Estas son palabras que nos tocan hasta lo más íntimo de nuestro ser. “Convertirse es una invitación a permitir que resplandezca lo mejor de cada ser humano, es un cambio que le permite al otro ver en mí lo que llevo del Padre Dios. Creer en el Evangelio es ser un testimonio viviente, donde los demás lean en mí a esa Buena Nueva de Jesucristo que nos mueve”, afirmó el P. José Prentt Martínez, Cjm, coordinador de pastoral VRO Uniminuto.
De tal forma que, vivir este tiempo litúrgico y cubrirse con la ceniza significa ‘reconocer la propia fragilidad y mortalidad que necesita ser redimida por la misericordia de Dios’, tal como se describe en el artículo 125 del directorio sobre La Piedad Popular y la Liturgia. Cabe recordar que, esta fecha se remonta a los primeros años de la Santa Iglesia Católica, en donde, una vez puesta la ceniza en la frente, los feligreses vestían con un hábito penitencial con el fin de recibir el Sacramento de la Reconciliación el Jueves Santo.
Para los Eudistas de El Minuto de Dios, «el miércoles de ceniza es un momento oportuno para vivir un carisma de nuestra congregación como lo es la misión, llevar a la humanidad la Buena Noticia del Evangelio que en este día nos recuerda y anima al compromiso con el prójimo, sintiéndolo ante todo como hermano (…) A lo que se nos invita en esta fecha y celebración, es a recordarnos que la conversión a los valores de Jesús es una tarea de cada día», manifestó el P. Jairo Gallego Salazar, Cjm, coordinador de la comunidad local de Nuestra Señora de Delivrande, en Buga.
La imposición de la ceniza que se realiza en los católicos, es un signo que está guiado por la consumación en el fuego de las palmas que fueron bendecidas el Domingo de Ramos del año anterior. La ceniza, pasa a ser entonces un recordatorio del origen y fin del hombre: “Entonces Yahvé Dios formó al hombre del polvo de la tierra” (Gn 2,7), diciéndole: “Polvo eres y en polvo te convertirás” (Gn 3,19).
En la Santa Misa de Imposición de Ceniza, realizada desde la Basílica de San Pedro (Ciudad del Vaticano, Italia), el Papa Francisco recordaba que el fuego del Espíritu Santo es el que hace revivir nuestras cenizas. Y es por este motivo, que un eudista de El Minuto de Dios “se vuelve un signo, una hoguera, vive la ceniza como una hoguera, vive la palabra de Dios como una hoguera, una hoguera de amor para aquel que necesita el fuego de la esperanza, el fuego de una palabra viva (…) Nosotros somos misioneros de la misericordia, nosotros somos misioneros de una verdad que invita al amor a Dios y al amor al hombre tal como lo decía el Padre Rafael García-Herreros: “La expresión más grande del amor a Dios, es el amor al hombre.”” Afirma, el P. Hugo Ruiz Ríos, Cjm, Capellán de la pastoral educativa del Colegio Minuto De Dios – Ciudad Verde, en Soacha.
“La Conversión no es transformarse en una persona distinta. Es permitir que resplandezca lo mejor de ti mismo. Es ser una gran persona capaz de amar, de buscar la verdad y hasta darlo todo por el bien común” (P. José Prentt Martínez, Cjm).
Por: Dayanne Asprilla Sánchez, Angela Espinoza Martínez / Imagen de archivo
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