por José Andrés Hurtado Soto | Ago 12, 2021 | Actualidad Eudista
En el marco de la fiesta de san Juan María Vianney, también conocido como el Santo Cura de Ars, patrono de los párrocos, la parroquia a cargo de los padres Eudistas de El Minuto de Dios en Bucaramanga, celebró como comunidad cristiana esta fiesta solemne, siendo ocasión pertinente para la inauguración del nuevo oratorio que se encuentra ahora contiguo al templo.
Como celebración litúrgica, se llevó a cabo un triduo que dio inicio el 4 de agosto, día de san Juan María Vianney, el cual prosiguió con una noche de adoración al Santísimo Sacramento y, finalmente, con una vigilia comunitaria, donde se renovó la fe de los fieles. Esta parroquia, con presencia de los Eudistas de El Minuto de Dios, está a cargo del P. Edgardo Figueroa, Cjm, quien es el párroco de esta jurisdicción eclesial, acompañado del P. Simón Triana, Cjm, vicario parroquial y del Diácono Óscar Angarita. Nos alegramos como Provincia Eudista y oramos por esta comunidad.
por José Andrés Hurtado Soto | Ago 11, 2021 | Actualidad Eudista
Durante el desarrollo del Tiempo Especial de Formación Eudista Interprovincial, los candidatos que participan del mismo, han tenido la oportunidad de presentar periódicamente una serie de artículos siguiendo la temática que los sacerdotes expertos van impartiendo a lo largo de las semanas. A continuación compartimos el artículo escrito por el candidato eudista de la Provincia Minuto de Dios, Jorge Luis Baquero:
El núcleo central del ejercicio teológico es la reflexión sobre la experiencia humana de fe con base en un principio teologal fundante: la revelación de Dios en la historia. Adentrarse en la comprensión de este aspecto esencial implica la apropiación y clarificación de dos ideas: el sujeto que experimenta y la imagen de Dios que inspira y suscita la fe. Esto conlleva a concluir que sólo es posible apalabrar algo mínimo sobre el Misterio de Dios si se tiene una percepción de lo que el ser humano es y significa. La Sagrada Escritura y el Magisterio de la Iglesia no son ajenas a esta afirmación, aun guardando algunas diferencias en los postulados y formas del discurso, la relación íntima de la humanidad con Dios es ineludible en la diversidad de teologías.
San Juan Eudes, uno de los insignes escritores eclesiásticos del llamado “gran siglo de las almas”[1] no omite este fundamento, toda su propuesta espiritual y teológica tiene como objetivo final el encuentro y la unión entre lo divino y lo humano. El aprendizaje bajo el amparo de la escuela de Bérulle le ha otorgado la gran base de su pensamiento que optara por desarrollar en el camino de su ministerio: La plenitud de la vida cristiana consiste en formar a Jesús en la realidad humana, o en palabras mucho más elocuentes, en continuar y completar la vida de Jesús.
No obstante, apropiarse y comprender tal afirmación se hace muy complejo de entender si no se tiene claridad sobre los rasgos humanos que han de disponerse para este versado propósito. ¿Cuáles son las características de la persona que experimenta el llamado a entrar en relación con el Misterio Divino? Aproximarse a esta pregunta podría forjar una respuesta genérica, si llegase a afirmarse que estas particularidades se remiten a una serie de virtudes morales, y aunque esto sea verídico, va mucho más allá. El ser humano no es únicamente virtudes, es en sí mismo una totalidad, en la cual, la vulnerabilidad es algo inherente.
En este orden de ideas, el significado de la vida cristiana como un “continuar y completar en nosotros la vida de Jesús” no se asume como algo que anule la fragilidad, sino la resignifica. A lo anterior, desde la escuela eudista, se le ha denominado: el proceso de la vida cristiana[2]. El padre Eudes tenía esto muy en claro; tanto en sus escritos personales, El voto de servidumbre, El voto de martirio y El memorial de los beneficios de Dios, como en los apostólicos, Vida y Reino de Jesús en las almas cristianas, pretende que sus lectores identifiquen su debilidad, y a razón de esto, su necesidad de Dios: “Por nosotros mismos nada somos ni podemos; somos pobreza y vacío. Debemos acudir a Dios a cada instante para recibir de él cuanto necesitamos”[3].
No se trata de una lectura pesimista del ser humano, sino de una “profesión de la gracia”, en la cual vislumbra que la cumbre de realización está en que Jesús sea todo en todos[4]. El dinamismo evangelizador que impulsó el espíritu misionero de Juan Eudes tendía a esto, pero su fuente radicaba en la sencillez de los hombres y mujeres, que, en su época, eran marginales por causa de modelos políticos promotores de injusticia y de una Iglesia carente de formación y celo pastoral. Esta es la nada y el vacío que necesita de Jesús; la vulnerabilidad natural y la vulnerabilidad condicionada son las destinatarias de la Vida y el Reinado del Señor, el cual se proyecta en el camino constante de la renuncia y la adhesión.
Que Juan Eudes, a través del ejercicio de las misiones, ponga su mirada en la vulnerabilidad cómo principio ineludible para contemplar la acción de Dios, lo conduce a plantear una espiritualidad como un proyecto de realización integral en Cristo, que se orienta a vivir la plenitud de la resurrección, claramente representada en la dignidad del ser humano libre ante el espíritu del mundo, es decir, frente a todo aquello que es causa de sometimiento. Este proyecto lo propone con la siguiente afirmación: “Nuestro deseo, nuestra preocupación y tarea principal debe ser formar a Jesús en nosotros, haciendo que en nosotros viva y reine, con su espíritu, su devoción, sus virtudes, sus sentimientos, inclinaciones y disposiciones”[5].
Es interesante ver la manera en que el padre Eudes hace referencia a tan detalladas características antropológicas para referirse a Jesús el Cristo, interpretándolas como antropomorfismos que dan rostro a su persona, y que son otorgadas al ser humano. Claramente se trata de un desarrollo de la teología en torno al Misterio de la Encarnación, en el cual se vislumbra la integralidad de este proyecto espiritual. Sentimientos, inclinaciones y disposiciones dibujan el significado del rostro humano: herido e hiriente; víctima y victimario; despojado y revestido; limitado, pero jamás condenado. Rostro virtuoso y fragmentado, que en palabras de Bérulle, es una nada con capacidad de Dios.
No obstante, este rostro se define también por la corporeidad, pues solo a través del cuerpo se expresa la significación del sentimiento, la disposición y la inclinación. En el contexto de Juan Eudes, la base del pensamiento estaba aún permeada por el pensamiento Tomista y Agustino, en los cuales era evidente una distinción entre el alma y el cuerpo. Aunque Juan Eudes pudiera tener nociones de estas escuelas, su opción teológica por “la formación de Jesús” se convirtió en un principio teológico para afirmar que, sin el cuerpo, el proyecto espiritual de hacer que Jesús sea todo en todos no está plenamente realizado. Varias frases hay en las obras escritas de Juan Eudes que dan forma a una espiritualidad con el cuerpo: “Considera tu salud, tu vida y tu cuerpo no como algo tuyo, sino como uno de los miembros de Jesús, al cual pertenece, según la palabra divina: el cuerpo es para el Señor (1 Cor 6, 13), y que debes cuidarlo, no para ti sino para Jesús, para su servicio”[6]
Por la gracia divina, el ser humano está llamado a reconocerse como ser integral, que entre su nada, vacío y su gran capacidad de Dios se adentra en un proceso existencial en la cual hace lectura de sus sentimientos, disposiciones e inclinaciones expresadas en su corporeidad y se encamina a adherirse a Jesús, quien, al revelar al Padre, mostró el camino hacia la plenitud, reflejada en la consolidación de relaciones positivas con los otros. En esto radica la respuesta a una insigne pregunta que plantea Juan Eudes en los Coloquios interiores, y se toma como título de este escrito: ¿Para qué me ha hecho Dios? La manera en cómo él responde no suscita otro sentir que la conmoción: “Para él, para que piense en él, hable de él, obre por él y me sacrifique por su gloria. Porque no es solo mi principio y prototipo sino también mi fin”[7].
La diversidad de respuestas que expresa Juan Eudes sintetiza el resultado de una vida proyectada en Jesús, pero a su vez, muestra claramente un espíritu misionero expresado en tres palabras: hablar, obrar y sacrificarse por él. Con lo anterior se concluye que la completitud de los rasgos antropológicos de la espiritualidad eudista no se considera exclusivamente desde la individualidad sino desde una apertura comunitaria, la cual se construye en un gran movimiento evangelizador basado en el mismo principio teológico de la Formación de Jesús, pero orientado hacia la cultura del encuentro. De ahí que Juan Eudes afirme lo siguiente con relación a la Iglesia: “Su único propósito, en todas sus funciones, es formar a Jesús en los corazones de sus hijos”[8].
No se agota aquí lo que podría decirse sobre la antropología de la espiritualidad eudista; en los tratados sobre el Bautismo, el sacerdocio y el Corazón es este un tema transversal, materia de una próxima investigación.
[1] Raymond Déville. La escuela francesa de espiritualidad ayer y hoy. (Ediciones Monfortianas), 2007
[2] Álvaro Torres. El proceso de la Vida Cristiana.
[3] San Juan Eudes. Vida y Reino de Jesús en las almas cristianas. (O.C. I, 191)
[4] San Juan Eudes. Vida y Reino de Jesús en las almas cristianas (O.C. I, 273)
[5] San Juan Eudes. Vida y Reino de Jesús en las almas cristianas. (O.C. I, 272)
[6] San Juan Eudes. Vida y Reino de Jesús en las almas cristianas. (O.C. I, 261)
[7] San Juan Eudes. Coloquios interiores. (O.C. II, 140)
[8] San Juan Eudes. Vida y Reino de Jesús en las almas cristianas. (O.C. I, 272)
por José Andrés Hurtado Soto | Ago 3, 2021 | Actualidad Eudista
Con una Celebración de la Liturgia Eucarística presidida por el Superior General de la Congregación de Jesús y María, Jean-Michell Amouriaux, Cjm, se incorporaron los seis nuevos candidatos eudistas en la Provincia Minuto de Dios.
José Gregorio Navas – Candidato Eudista
El pasado sábado, 24 de julio, en el Teatro Minuto de Dios, se llevó a cabo la ceremonia de incorporación de seis candidatos que, mediante la firma del Acta de Incorporación, han establecido, en conjunto con la Congregación, un compromiso recíproco de fidelidad. Los incorporados se comprometen a vivir y morir en la Congregación de Jesús y María, en la Provincia Eudista Minuto de Dios. Con una alegría fraterna y hasta con lágrimas, se desarrolló esta Ceremonia, con la presencia del P. Jean-Michell Amouriaux, Superior General de la CJM.
La Incorporación es la entrada definitiva en la Congregación para el servicio de la Iglesia. Es la respuesta que da el candidato que desea formar parte de la Congregación de Jesús y María, al llamamiento que le dirige el Padre, por medio del Hijo, en el Espíritu Santo. Por este acto, el nuevo incorporado ratifica la elección que ha hecho por la Congregación y para realizar, en la Iglesia, su vocación a la santidad. La Incorporación es, por su naturaleza, un compromiso perpetuo; en virtud de ella los candidatos en formación quedan incardinados a la Congregación de Jesús y María.
Con esta conciencia, los candidatos eudistas de la Provincia Minuto de Dios vivieron con el corazón, su Acto de Incorporación, donde fueron recibidos como nuevos Eudistas por el Superior General, Jean-Michell Amouriaux, el Superior Provincial, Camilo Bernal y el Padre Rector de la Casa de Formación “La Misión”, Carlos Jiménez, en compañía de los Superiores Provinciales José Mario Bacci y Martín Solano, de las provincias de Colombia y Venezuela, respectivamente. Asimismo, se contó con la compañía de los padres eudistas de la Provincia Minuto de Dios que hicieron acto de presencia para celebrar tan memorable ceremonia que llena de júbilo a la CJM.
Giovanny Felipe Colorado González, Oscar Andrés Rodríguez Tique, Daniel de Jesús Picado Talavera, Lino Rafael Mendoza Llorente, Luis Olinto Lozano Suárez y Edwin Andrés Flórez Fuentes fueron los candidatos eudistas que se incorporaron a la Congregación de Jesús y María, quienes, con corazón encendido en el amor de Dios y con ánimo decidido, han decidido vivir y morir en la CJM. Les invitamos a orar por quiénes serán los próximos sacerdotes eudistas y a revivir este momento a través del siguiente enlace: https://fb.watch/77XVoR8AvO/
por José Andrés Hurtado Soto | Jul 27, 2021 | Actualidad Eudista
La tercera semana del Tiempo Especial de Formación Eudista continuó con la primera etapa “Discípulos de Jesús en la escuela de San Juan Eudes” y las temáticas giraron en torno a San Juan Eudes, su persona y su itinerario de vida.
El padre Pedro Pablo Múnera Cjm se centró en los primeros años de la vida de Juan Eudes, desde 1601 a 1623, previo a su ingreso al Oratorio. Lo hizo explicando el cómo Jesús se formó en la vida de nuestro fundador en esos primeros momentos claves de su vida. El padre Martín Solano Cjm, Superior Provincial de los Eudistas de Venezuela realizó un esbozo de la vida de Juan Eudes “el oratoriano”, y el padre Juan Carlos Bejarano, coordinador de este TEFEI, condujo una iniciativa lúdica para hablar sobre la fundación de la Congregación y todos los hitos que marcaron la franja de 1643 a 1670. El Superior General de la Congregación de Jesús y María, padre Jean-Michel Amoriaux Cjm se encargó de disertar sobre los últimos 10 años de Juan Eudes.
La semana culminó con un día que permitió a los participantes del TEFEI, leer sus historias de vida desde la misma vida de Juan Eudes que conocieron y profundizaron durante la semana, una manera de realizar una lectura teológica de las pruebas que se presentan a lo largo de la vida.
El grupo del TEFEI tuvo la oportunidad de compartir el acto de incorporación a la CJM de seis nuevos candidatos de El Minuto de Dios, fue una manera de estrechar lazos como familia eudista, en un día de alegría para toda la congregación.
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