«Aquí estoy, envíame, la misión eudista de remar mar adentro»

«Aquí estoy, envíame, la misión eudista de remar mar adentro»

Una breve perspectiva de la vivencia congregacional de su misión fundacional.

“Los Eudistas actuales debemos tratar con grandeza de alma e in­mensa gratitud nuestra historia familiar, construida sobre el heroísmo de nuestros antepasados y regada con la sangre de nuestros mártires”[1]

Gerardo Velásquez Morales Cjm

Al aproximarse los 400 años de la fundación la Congregación de Jesús y María, los Eudistas hacen un giro paradigmático en su visión interna. Sin perder su esencia, han pasado de una lectura de vida comunitaria que se embarca en la misión, a la construcción de una comunidad reunida en torno a una misión. Esto es, la misión es la que los convoca y, por ello, han pasado de estar “juntos para la misión” a “para la misión juntos”[2] Y aunque parece ser un juego de palabras, que podrían no tener una trascendencia epistémica ni un impacto en el ser Eudista, evidentemente tiene una profunda relación en la vivencia de la comunidad.

Así pues, para comprender los hechos que motivan a este giro es necesario hacer una lectura del heroísmo cristiano vivido en la escuela de San Juan Eudes, pues, los Eudistas a imitación de su padre fundador, comprenden que la formación de Jesús es una necesidad vital para el pueblo santo de Dios. Y en este proceso gestacional y de encarnación dejan al lado sus diferencias humanas, culturales y sociales y se embarcan en la tarea de «Remar mar adentro» (Lucas 5, 4)

Ya lo enseña el recordado padre Teodoro Hamon cjm, sacerdote francés, quien, ante el llamado de su superior general, padre Ángel le Doré cjm, para ir a tierras colombianas e iniciar allí una nueva misión pronuncia las palabras que deberían de convertirse en la respuesta a las obediencias misionales de todo Eudista: “ECCE EGO, MITTE ME”. (Aquí estoy, envíame) Palabras que interpelan y retumban aún en los claustros, casas de formación y comunidades locales de los Eudistas en América.  Y que han quedado grabadas en la hermosísima capilla de Cristo Sumo Sacerdote del seminario Valmaría en Bogotá como signo de la valentía y el tesón Eudista.

Y ¿para qué embarcarse en un mar tempestuoso? Los fundadores y superiores de la Congregación son Jesús y María y este punto de referencia no se puede perder en la vida de ningún Eudista, ni de aquel que inicia su tiempo de probación ni del que ha entregado su vida en la edificación de la comunidad. En esa embarcación que navega hacia mar adentro los Eudistas viven el proceso remembranza de sus orígenes y en consecuencia, bien lo enseña el recordado padre Gerardo Velásquez cjm “la misión fue un acto de encarnación”[3]

La formación, como se ha dicho anteriormente, implica un proceso de gestación y alumbramiento. Y claramente no es un proceso fácil, sino que exige en el hombre una fuerza espiritual y anímica que solo podrá venir de Dios pero que siendo necesario es vital, pues el proceso de encarnación enriquece con nuevas luces, vidas y grandezas la vida y el carisma de la congregación. En el fondo, asumir una nueva misión es prologar el misterio de la encarnación, asumir las realidades a las que son destinados no como espectadores sino como miembros.

Solo se puede gestar si se entra en sintonía con los dolores profundos de las personas. Los Eudistas no llegan a Colombia con aires colonizadores o añoranzas de su tierra de origen, sino que encuentran que la tierra que los acoge necesita que se comience una fuerte labor en la construcción de una humanidad nueva.  Los Eudistas comprometen su vida en la futura Provincia de Colombia a crear hombres nuevos desde el corazón de Dios, y así como en Francia resonó el impactante “ECCE EGO, MITTE ME” en Colombia retumban las palabras de Monseñor Eugenio Biffi “EL VERBO DE DIOS SE HA HECHO CARNE”[4]

Al tiempo, la misión Eudista llegó a las tierras canadienses y éstos acogen a los franceses que han salido por la Revolución. Los Eudistas llegan a las inhóspitas tierras con factores ambientales y geográficos en contra, pero su convicción los impulsó al trabajo con tesón en la formación de Jesús. Así lo enseña el padre Ricardo Chinchilla cjm: “el espíritu Eudista es el que trabaja en la tempestad con alegría” y así la misión se logra, creyendo lo que el fundador dijo: ver en todo, la voluntad de Dios.

Pese a las barreras lingüísticas y culturales, los Eudistas ya se encuentran en Francia, Colombia y Canadá al final del siglo XIV. En la actualidad, en cuatro continentes, pero las distancias culturales y de pensamiento no podrán ser una limitante en el servicio congregacional, los une la misión y la preocupación por el pueblo de Dios. Por eso, hablar el lenguaje de la misericordia es el único que puede unirlos como seres humanos y cristianos Eudistas.

Lenguaje de misericordia que ha expresado Venezuela, una provincia golpeada fuertemente (como toda persona e institución en el entrañable país latino) por las dificultades sociales, políticas y económicas, sabe lo que es vivir la misericordia. “Des­de la llegada de los Eudistas a Venezuela, la experiencia misionera siempre fue un norte. La evangelización de comunidades y pueblos desasistidos y sin formación religiosa se hizo prioritaria y vemos cómo los sacerdotes empiezan a salir de los seminarios en las temporadas fuertes de misión para ir a ‘evangelizar’ a estos pueblos”[5]

Esa salida necesaria y vital por Dios lleva a los Eudistas de todos los lugares y de todas las épocas a encontrar al hombre. El padre Camilo Bernal cjm hablando del Siervo de Dios Rafael Garcia-Herreros dice: “buscando el encuentro con Dios encontró al hombre y a un hombre viviendo en un tugurio y encontrándolo se comprometió con él”. Entonces, comprometerse con el hombre y su dignidad no es solo del tiempo libre, sino que implica comprometer incluso el buen nombre del misionero que acercándose al mísero lleva la fuente de la misericordia.

Claramente el ejercicio misional no se puede realizar solo y ahí la clave es la comunidad que se une para llevar adelante el proceso gestacional y de encarnación. Y bien lo vivió el Siervo de Dios Rafael Garcia-Herreros: “Le vuelvo a decir que estoy desesperado por falta de un sacerdote Eudista. El padre Provincial dice que no tiene y es verdad”[6] .En el año 2009 se crea la Provincia Minuto de Dios, con una voz que retumba y hace vibrar los corazones de todos los Eudistas: “Que el corazón de Jesús nos conceda mucha audacia e intrepidez para hacer crecer el Reino de Dios y para formar entre nosotros, con Jesús y María, un solo corazón”[7] Así pues, el inicial desespero que expresa el padre García-Herreros es respondido por una comunidad que respalda su trabajo hablando de que somos un solo corazón. Y esa unidad comunitaria es profundamente conmovedora.

Los Eudistas a pesar de ser de diferentes latitudes se comprometen en el servicio misional, un Eudista es un hombre encendido en misericordia que se dedica a las misiones y a la formación. Durante este viaje de mar adentro, la misión ha cosechado frutos exuberantes y ha formado en los corazones de hombres valientes con mirada misericordiosa, que trabajaban decididamente. Así pues, la Congregación llega a los corazones africanos y los invita en palabras del padre Severin Lath cjm a: “dejarse interpelar por los primeros eudistas, y como Juan Eudes, a abrir con audacia los caminos nuevos para hacer crecer el Reino de Dios en África”

Esto es realmente emocionante, los Eudistas pronuncian con temblor en su voz el “aquí estoy” porque son conscientes de la necesidad de formar a Jesús en todos los cristianos, a pesar de las dificultades culturales y geográficas, porque saben que es la forma de construir un reino en el que la dignidad del hombre sea reconocida, reestablecida y cuidada. Llegan así a Europa, América, Asia y África. Pero principalmente al corazón de Jesús y María que con y entre nosotros son un solo corazón.

Jefferson García Castrillón | Candidato Eudista Provincia Minuto de Dios

Bogotá, Seminario de Valmaría, 2021

[1] Gerardo Velásquez Morales Cjm. El amanecer histórico de la Provincia Eudista de Colombia. Pendiente de publicación pág. 6

[2] Cf. De ITINERARIO EUDISTA DE LA FORMACION FORMAR A JESUS EN NOSOTROS, Ratio 2020 N° 58-61, para que le des fuerza al argumento. Y constituciones 16-22

[3] Gerardo Velásquez Morales Cjm. El amanecer histórico de la Provincia Eudista de Colombia. Pendiente de publicación pág. 20

[4] Gerardo Velásquez Morales Cjm. El amanecer histórico de la Provincia Eudista de Colombia. Pendiente de publicación pág. 27

[5] Solano, Martín cjm. 90 años en Venezuela, evangelizando y formando. Caracas, 2014. Pág. 31

[6] Jaramillo, Diego cjm. Los Eudistas en el Minuto de Dios. Corporación Centro Carismático Minuto de Dios. Bogotá, 2011. Pág. 12 Carta del Padre Rafael Garcia-Herreros al superior General el 20 de marzo de 1962

[7] Jaramillo, Diego cjm. Los Eudistas en el Minuto de Dios. Corporación Centro Carismático Minuto de Dios. Bogotá, 2011. Pág. 119

Eudistas de El Minuto de Dios celebraron la Solemnidad del Corazón de Jesús

Eudistas de El Minuto de Dios celebraron la Solemnidad del Corazón de Jesús

Por José Gregorio Navas, candidato eudista.

En ocasión de la celebración eudista del Corazón de Jesús, que tiene lugar cada 20 de octubre, en la Provincia Minuto de Dios se desarrolló el Congreso Internacional de Estudios sobre la Teología del Corazón de Jesús en san Juan Eudes, asimismo se celebró el “Alégrate Corazón 2021” concluyendo con la Solemnidad del Corazón de Jesús en la celebración de la Eucaristía, presidida por el Superior General de la Congregación de Jesús y María, P. Jean-Michel Amouriaux.

La Provincia Eudista Minuto de Dios fue sede del Congreso Internacional de Estudios sobre la Teología del Corazón de Jesús en san Juan Eudes, que organizó la Facultad de Estudios Bíblicos, Pastorales y de Espiritualidad (FEBIPE) de UNIMINUTO, desde el viernes 16 al domingo 18 de octubre, en el cual se abarcaron siete miradas del Corazón de Jesús y que fueron desarrolladas por distintos conferencistas, de talla internacional, expertos en los temas abordados, entre quienes figuraron el Dr. P. Álvaro Duarte, Cjm., Dr. Fr. Enrique Eguiarte, Mg. P. Jean-Michel Amouriaux, Cjm., Mg. P. Guillermo Acero, Cjm., y el P. Camilo Bernal, Cjm. De este modo, las siete dimensiones comprendían: 1) bíblica, 2) patrística, 3) construcción teológica, 4) pastoral, 5) antropológica, 6) devocional y 7) carismática. Dicho Congreso se llevó a cabo a través de las dos modalidades, presencial y virtual, a través de la página oficial de la FEBIPE en YouTube.

Unido a este Congreso Internacional sobre el Corazón de Jesús, se dio cita el evento “Alégrate Corazón” que organiza y anima la Casa de Formación Eudista “La Misión” de la Provincia Minuto de Dios, un evento que esta vez se asoció a la temática que propuso el Congreso, basado en el salmo 45, 2: “Me brota del corazón una palabra buena”. Con esa misma esencia, brotó del Corazón Eucarístico del Señor, para los asistentes en modo presencial-virtual, un sinfín de bendiciones, se desbordó el amor ardiente del Corazón de Jesús en quienes acudieron a él. El “Corazón Alegre” del Señor pasó a formar parte del corazón de todos los que se reunieron en torno a su presencia y entre cantos, oraciones y risas se establecieron lazos de fraternidad.

En el Congreso Internacional del Corazón de Jesús, aunque se pudo considerar como una propuesta meramente académica, se supo fusionar el estudio propiamente con la espiritualidad eudista y las celebraciones litúrgicas de la Eucaristía que tuvieron cita los tres días el evento. La Eucaristía de clausura del Congreso fue presidida por el Superior General de la CJM, P. Jean-Michel Amouriaux, en compañía de los distintos padres eudistas de las Provincias Minuto de Dios, Colombia y Venezuela. El Padre Amouriaux afirmó en su homilía que “en la persona de Jesús hay cielo y tierra, hay Dios y Hombre. San Juan Eudes lo afirma al decir que por la persona de Jesús recibimos todo de Dios, la gracia y el Espíritu Santo; por ese mediador nos presentamos delante del Padre: Él es la Unidad del cielo y la tierra, es la puerta abierta del lado de Dios y ha reabierto la puerta del lado del hombre, cuya puerta abierta es su costado abierto, el corazón del Hombre-Dios”.

Siguiendo con esa misma sintonía en el amor del Señor, el 20 de octubre, se celebró la Solemnidad Eudista del Divino Corazón de Jesús. Esta solemnidad propuesta por san Juan Eudes, tiene cita cada 20 de octubre, fue esa la fecha establecida por el santo francés para honrar el “Corazón Amantísimo de Jesús”, fue él quien, por primera vez en la historia de la Iglesia, “compuso un oficio y una misa que hizo aprobar por los obispos que le habían confiado sus seminarios y, en 1672, dirigió a sus hijos una circular triunfante en la que los invitaba a celebrar solemnemente, el 20 de octubre, la fiesta del divino Corazón de Jesús. Les pedía encarecidamente que convocaran al pueblo y predicaran en ella” así lo encontramos reflejado en las Obras Completas VIII. De ahí, cada año se celebró –como ahora– la fiesta del Corazón de Jesús, que, como lo diría san Juan Eudes: “es la fiesta del amor”.

Dentro de la celebración de la eucaristía, se dio gracias por la culminación de la visita canónica del Superior Provincial, P. Jean-Michel Amouriaux, a la Provincia Minuto de Dios, la cual fue de grandes frutos a favor del crecimiento y buen funcionamiento de las distintas estancias de esta Provincia. Asimismo, se inició con gran alegría el Año Jubilar en preparación del 350° aniversario de la primera celebración litúrgica del Corazón de Jesús, realizado por san Juan Eudes en octubre 20 de 1672, por eso en este año jubilar estamos llamados a “vivir en el amor trinitario de Dios, el cual nos salva” –en Palabras del Superior General–. De igual forma, fue propicia la ocasión, para que el Padre Jean-Michel compartiera la noticia sobre el nuevo Provincial de El Minuto de Dios, siendo el Padre Camilo Bernal reelecto para la animación de la Provincia.

Damos gracias al Señor por este regalo que nos ha dado, al entregarnos el Corazón de su Hijo querido, san Juan Eudes nos lo recuerda: El Corazón de Jesús es de ustedes porque el Padre eterno, al darles a su Hijo, les ha dado el Corazón de su Hijo”.

¡Viva Jesús y María!

De la conversión personal a la conversión pastoral

De la conversión personal a la conversión pastoral

Descubramos el mundo donde tenemos que ser Iglesia.

El mundo contemporáneo experimenta a gran escala una acelerada cultura del cambio, los avances de la ciencia, la tecnología y los nuevos modelos de sociedad, afloran distintas realidades que suponen un reto para las estructuras actuales, desde el núcleo familiar hasta el aparataje organizacional de los Estados, teniendo en cuenta sus dimensiones políticas, económicas y sociales.

Hablar de cambio implica centrar la mirada en lo propio de la persona humana, detenerse en aquello que configura su antropología y lo abre al mundo de las posibilidades y de las relaciones, es entrar en el “caldo de cultivo” que permite su desarrollo y su mayor expresión en los distintos niveles de su multidimensionalidad, es tocar el corazón de su naturaleza que lo hace ser contingente y variable. Por tanto, hablar de cambio es hablar del hombre de ayer, de hoy y de mañana.

Sin embargo, el hombre que se encuentra habituado ontológicamente al cambio se enfrenta a un nuevo paradigma histórico, como lo afirma en su libro “Las edades de la globalización”, Jeffrey Sachs, economista y profesor norteamericano, “vivimos una aceleración del cambio” considerado este como una categoría propia de la innovación, en donde su aceleración exponencial, ha agilizado los procesos, cimentando así, una nueva era o época que obliga a descubrir dónde el ser humano debe ser.

Este “aceleramiento del cambio” ha tocado las puertas de la Iglesia, obligándola a preguntarse sobre sí misma y sobre el mundo: Iglesia, ¿Qué dices de ti misma y qué le dices al mundo de hoy? La institución eclesial no puede ser ajena a este fenómeno histórico que pone entre la espada y la pared a todas las estructuras sociales.

Esta situación posibilitó un importante acontecimiento mundial, el gran Concilio Ecuménico Vaticano II (1962 – 1965), que promovió un cambio o renovación en la vida de la Iglesia, con el fin de asumir el anuncio del evangelio en coherencia con las exigencias actuales; cada vez se tomaba conciencia de la brecha que existía entre la Iglesia y el mundo contemporáneo. El Papa San Juan XXIII (1881 – 1963) convocó el Concilio, convencido de que la Iglesia debía adaptar su predicación, su organización y sus métodos de pastoral a un mundo que se había transformado profundamente[1].

El sentimiento de cambio era evidente en todos los sentidos, incluso, aunque Juan XXIII no logró concluirlo, su predecesor, el Papa San Pablo VI, cuando se clausuró el Concilio, el 7 de diciembre de 1965, dijo lo siguiente: «Quizá nunca como durante este Concilio se había sentido la Iglesia tan impulsada a acercarse a la humanidad que le rodea, para comprenderla, servirla y evangelizarla en sus mismas rápidas transformaciones… En el rostro de cada ser humano, sobre todo si se ha hecho transparente por sus lágrimas y dolores, podemos y debemos reconocer el rostro de Cristo«[2]

El impulso renovador del concilio llegó a las tierras Latinoamericanas, siendo el mismo Pablo VI quien denunciara la resistencia de algunos sectores al inminente cambio, por eso el 24 de noviembre de 1965, reunió a la directiva y equipos del CELAM, y a todos los obispos latinoamericanos que participaban en el Concilio, y se lamentó por «quienes permanecen cerrados al soplo renovador de los tiempos, y se muestran faltos de sensibilidad humana y de una visión crítica de los problemas que se agitan a su alrededor… La súplica dolorosa de tantos que viven en condiciones indignas de seres humanos no puede dejar de afectarnos, venerables hermanos, y no pueden dejarnos inactivos«[3]

Ciertamente, el cambio no es posible si antes no se asume un verdadero encuentro personal con Cristo, quien todo lo hace nuevo, sin embargo, no se puede quedar únicamente en el plano personal, sino que el encuentro se traduce en salida misionera, en acción pastoral concreta de comunicación del evangelio y testimonio de entrega y donación.

La V Conferencia General del Consejo del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, realizada en Aparecida, Brasil, centra la mirada en este impulso renovador, sin dejar a un lado los esfuerzos de las asambleas anteriores, desde Medellín (1968) hasta Santo Domingo (1992). El Papa Benedicto XVI, en su discurso inaugural, en referencia a los pueblos de Latinoamérica, afirma: “La fe ha de afrontar serios retos, pues está en juego el desarrollo armónico de la sociedad y la identidad católica de sus pueblos”.

El gran llamado a los bautizados a “ser discípulos y misioneros de Jesucristo” renovando y revitalizando la novedad del evangelio arraigada en la historia, que es garante y testigo de los profundos cambios que atraviesa la humanidad en el tiempo, esperando una respuesta asertiva de los hijos de Dios que son Luz y Sal de la tierra. Esto implica evidentemente una auténtica conversión que no se reduce sólo a lo personal, sino que trasciende a lo pastoral, es decir, a la capacidad de estar dispuestos a dejar que la Palabra inunde el sentir y el actuar; y a nivel eclesial, disponerse a dejar que el Espíritu Santo lleve por donde Él considere conveniente, aunque eso signifique desprenderse de modelos a los que se está acostumbrado.

Conversión pastoral

La renovación del Concilio Vaticano II ha permeado a la Iglesia y Aparecida lo recuerda para los pueblos de Latinoamérica, teniendo de referencia el mandato de Cristo en el evangelio “Vayan y hagan discípulos a todos los pueblos” (Mt 28, 19) El documento conclusivo de esta importante conferencia para la vida de la Iglesia lo enfatiza en su numeral 365:

Esta firme decisión misionera debe impregnar todas las estructuras eclesiales y todos los planes pastorales de diócesis, parroquias, comunidades religiosas, movimientos y de cualquier institución de la Iglesia. Ninguna comunidad debe excusarse de entrar decididamente, con todas sus fuerzas, en los procesos constantes de renovación misionera, y de abandonar las estructuras caducas que ya no favorezcan la transmisión de la fe.”

Aparecida insiste que la Conversión Pastoral no se reduce a un cambio de planes sino a una actitud constante de escucha y discernimiento “lo que el Espíritu está diciendo a las Iglesias (Ap 2, 29) a través de los signos de los tiempos en los que Dios se manifiesta[4] . Esta apertura de escucha no puede prescindir del contexto histórico de los miembros de la Iglesia y los contextos socioculturales bien concretos. La renovación no es cambio de planes, es verdadera toma de conciencia de la vida espiritual, pastoral e institucional, solo así se puede ser coherente con el anuncio del evangelio y un mundo que “gime con dolores de parto” (Rm 8,22).

Se puede resumir la conversión pastoral por medio de las siguientes actitudes: apertura, diálogo, corresponsabilidad, participación, testimonio y comunión. Si las dinámicas pastorales no están atravesadas por estas disposiciones se corre el riesgo de una pastoral con los ojos vendados a la realidad de la gente, lo que significa una ruptura con la instauración del Reino de Dios que se hace efectivo para la salvación de la humanidad en su tiempo, entre el vaivén de los nuevos y permanentes desafíos.

Una Iglesia en salida.

Evidentemente siempre se ha hablado de misión, en unas épocas más que otras, sin embargo, con el Papa Francisco, la misión va acompañada de un sentido transformador de la Iglesia y sus estructuras, lo que marca el camino de conversión que se debe recorrer, es decir, no se trata solamente de llevar el evangelio a quienes no lo conocen o poco saben de él, sino que es la ocasión urgente y prioritaria de hacer una renovación y transformación en la Iglesia:

Sueño con una opción misionera capaz de transformarlo todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado para la evangelización del mundo actual más que para su autopreservación (EG 27).

La “salida misionera” como lo llama el Papa, es la posibilidad de relación, es la vía de construcción fraterna que hace de la misión una “cultura del encuentro” entre los actores de misión y sus destinatarios, desde el paradigma del anuncio kerigmático hasta la transformación de la realidad a condiciones más humanas para la realización de un mundo mejor. Estar en salida es la mayor vivencia de encuentro con Jesús y con el otro, lo que es un verdadero imperativo para todo bautizado.

Es el momento del discernimiento, la Iglesia debe pasar por el cernidor sus criterios y pensamientos, su quehacer y actuar, con el fin de descubrir cómo ser Mater et magistra hoy, pero, ante todo, cómo dejar que la Palabra y la fuerza renovadora del Divino Espíritu muestre el camino a seguir, las renuncias y adhesiones que se deben realizar y cómo Cristo es la fuente y culmen de todo proceso eclesial:

Cada cristiano y cada comunidad discernirá cuál es el camino que el Señor le pide, pero todos somos invitados a aceptar este llamado: salir de la propia comunidad y atreverse a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio (EG 20).

Si el creyente no asume un verdadero cambio de mentalidad, una renovación del corazón, y la auténtica armonía de la vida interior, es más difícil responder a los desafíos, porque sin la conversión personal, no se puede dar a Cristo a los demás, como dice la sabiduría popular “Nadie da lo que no tiene” y si no se tiene a Jesús todos los planes quedan vacíos y estériles.

La conversión pastoral parte de la conversión personal, pues solo un corazón encendido de amor por el Señor es capaz de amar a los demás, de salir al encuentro de las realidades cambiantes, del que sufre nuevos dolores y de los rostros marginados donde Cristo está dos veces.

Finalmente, ahora corresponde a cada institución (CJM – Provincias) aterrizar los procesos de renovación y transformación, partiendo del corazón, es momento de posibilitar el cambio, un cambio acompañado del equilibrio y el diálogo con la bondad de la historia y una visión de conjunto, solo así se podrá responder a un mundo multipolar que exige una gobernanza multilateral (interprovincialidad) que permita unir esfuerzos para responder a los retos permanentes del discípulo de hoy. Se necesita un nuevo paradigma pastoral en donde “Nadie se quede sin servir”

La discusión queda abierta, porque no basta la conversión personal y pastoral, se debe seguir avanzando hacia una conversión sinodal, en donde realmente se pueda decir: “Para la misión, juntos”.

 

Maynor Chavarría Reyes

Nicaragüense

Candidato Eudista MD

[1] Morello, G. El concilio Vaticano II y su impacto en América Latina. A 40 años de un cambio en los paradigmas del catolicismo.

[2] Pablo VI, Alocución en la clausura del Concilio Vaticano II, en: Concilio Vaticano II, Madrid, BAC, 1966, 490-493

[3] Pablo VI, Exhortación Apostólica al Episcopado de América Latina en Roma, en op. cit., 851-862

[4] V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe. Aparecida: CELAM, 2007. No. 366

Una misión que sigue dando frutos: Padre Diego Jaramillo

Una misión que sigue dando frutos: Padre Diego Jaramillo

Recientemente el Padre Diego Jaramillo, Cjm, celebró sus 50 años como eudista dentro la Organización Minuto de Dios, lo que es motivo de alegría para el catolicismo colombiano, en cuya Iglesia ha sabido desempeñar su misión desde el Barrio Minuto de Dios.

Desde el portal web “El Catolicismo” de la Arquidiócesis de Bogotá, se dedicó una sección especial al Padre Diego Jaramillo Cuartas, Cjm, en el marco de su 50º Aniversario como sacerdote en la Organización Minuto de Dios, la cual preside desde hace 29 años: “Cumplí mi misión y veo como da frutos”, fueron las palabras del padre Diego, en medio de su entrevista.

En medio de la entrevista, el padre Diego Jaramillo, pidió a los colombianos que eleven su oración para que el Siervo de Dios, el padre Rafael García Herreros, pueda llegar a ser un Santo más para la Nación Colombiana. Es preciso recordar que en el venidero mes de noviembre se cumplen 29 años del fallecimiento del padre Rafael García Herreros y, antes de su muerte, el padre Diego, ya estaba a cargo de muchas tareas en la organización considerado, así, como su sucesor.

La causa de la beatificación del padre García-Herreros es una de los deseos del padre Diego Jaramillo, buscando que todos puedan ver en la Obra que el padre Rafael realizó un modelo de todo lo que un cristiano puede realizar en el mundo, sobre todo en los énfasis empleados por el Siervo de Dios: el servicio a los pobres, en todos los aspectos, que apunta al desarrollo integral de la persona. Para esto El Minuto de Dios sigue trabajando.

El “Minuto de Dios”, sembrado por el Padre Rafael García-Herreros, se ha convertido en un árbol que va extendiendo sus ramas y sigue dando frutos, donde el padre Diego Jaramillo cumple un papel fundamental. Les invitamos a leer la nota y a ver el vídeo de la entrevista en el siguiente enlace: https://www.elcatolicismo.com.co/invitado-especial/cumpli-mi-mision-y-veo-como-da-frutos-esta-obra

Tres candidatos eudistas firmaron el inicio de su probación en la conmemoración de los mártires eudistas

Tres candidatos eudistas firmaron el inicio de su probación en la conmemoración de los mártires eudistas

La tarde de este jueves 02 de septiembre, en la parroquia San Juan Eudes de El Minuto de Dios, se celebró la Eucaristía en ocasión de la Memoria de los Beatos Mártires Eudistas: Francisco Hebert, Francisco Lefranc y Pedro Pottier. Este acontecimiento es de gran importancia para nuestra Congregación pues, siguiendo la enseñanza de san Juan Eudes, todo cristiano debe imprimir una perfecta imagen de Jesús y de María, rey y reina de los mártires, con el fin de asemejarnos a ellos en su muerte. En dicha celebración se llevó a cabo la firma de inicio de probación de tres nuevos candidatos de la Casa de Formación «La Misión». La Celebración estuvo presidida por nuestro Superior Provincial, P. Camilo Bernal, Cjm, en compañía del P. Carlos Jiménez, Cjm, del P. Álvaro Duarte, Cjm, rector y vicerrector, respectivamente, de la Casa de Formación “La Misión” y de los padres que conforman el equipo de formación de esta instancia provincial. 

Tres candidatos eudistas firmaron el inicio de su probación en la conmemoración de los mártires eudistasEn el marco de esta celebración, se dio lugar a la firma de inicio de probación de los nuevos candidatos: Luis Guillermo Romero, Diego Alejandro López y Julián Toro. La probación, llamada así por san Juan Eudes, es el período inicial de la formación para la vida eudista. Su finalidad primordial es formar para la vida apostólica en comunidad, su período es de cuatro años y en este inicio expresan su deseo de vivir en esta Escuela de Santidad y reciben por parte del Superior Provincial, las Constituciones y Reglas Prácticas de la Congregación de Jesús y María. “Encomendados a Jesús y María para que sean guía en el camino que están iniciando”. 

Si bien, la Palabra de Dios es, a todas luces, la fuente del llamado de los candidatos al ministerio sacerdotal. En ese sentido, los Evangelistas colocan en boca de Jesús el llamado de sus servidores. Así lo expresó el Padre Camilo Bernal, quién enfatizó: “Por eso es importante que en este camino, nosotros como provincia, debamos recordar este momento, es un momento con unos pocos invitados y es el compromiso de celebrar el camino de Jesús y el de estos tres Mártires Eudistas.”

res candidatos eudistas firmaron el inicio de su probación en la conmemoración de los mártires eudistasPor otra parte el Padre Camilo Bernal recalca en la homilía que los Mártires fueron fieles a la organización y a la dinámica de la Iglesia. Asimismo, la vida cristiana tiene esas situaciones difíciles y, de la cual, cuya cima es el martirio. “Estamos llamados a “dejarlo todo” para “seguirle”; seguir la Palabra de Jesús en este camino y vocación que están tomando en sus vidas. Hoy es la oportunidad de recordar la Palabra de Jesús, es un desafío propio para nuestra vida y como sacerdote uno se da cuenta de la importancia de la Palabra y del compromiso de dejarlo todo y continuar con la vida de Jesús en nuestra existencia”, así lo afirmó nuestro Superior Provincial.

En la Memoria de estos Mártires Eudistas se nos anima a entregarlo todo para que Jesús y María vivan y reinen en el corazón de todos los hombres y mujeres. En el contexto de esta celebración, damos gracias a Dios por los nuevos candidatos que han firmado el inicio de la etapa de probación y los acompañamos con nuestra oración.