De la conversión personal a la conversión pastoral

De la conversión personal a la conversión pastoral

Descubramos el mundo donde tenemos que ser Iglesia.

El mundo contemporáneo experimenta a gran escala una acelerada cultura del cambio, los avances de la ciencia, la tecnología y los nuevos modelos de sociedad, afloran distintas realidades que suponen un reto para las estructuras actuales, desde el núcleo familiar hasta el aparataje organizacional de los Estados, teniendo en cuenta sus dimensiones políticas, económicas y sociales.

Hablar de cambio implica centrar la mirada en lo propio de la persona humana, detenerse en aquello que configura su antropología y lo abre al mundo de las posibilidades y de las relaciones, es entrar en el “caldo de cultivo” que permite su desarrollo y su mayor expresión en los distintos niveles de su multidimensionalidad, es tocar el corazón de su naturaleza que lo hace ser contingente y variable. Por tanto, hablar de cambio es hablar del hombre de ayer, de hoy y de mañana.

Sin embargo, el hombre que se encuentra habituado ontológicamente al cambio se enfrenta a un nuevo paradigma histórico, como lo afirma en su libro “Las edades de la globalización”, Jeffrey Sachs, economista y profesor norteamericano, “vivimos una aceleración del cambio” considerado este como una categoría propia de la innovación, en donde su aceleración exponencial, ha agilizado los procesos, cimentando así, una nueva era o época que obliga a descubrir dónde el ser humano debe ser.

Este “aceleramiento del cambio” ha tocado las puertas de la Iglesia, obligándola a preguntarse sobre sí misma y sobre el mundo: Iglesia, ¿Qué dices de ti misma y qué le dices al mundo de hoy? La institución eclesial no puede ser ajena a este fenómeno histórico que pone entre la espada y la pared a todas las estructuras sociales.

Esta situación posibilitó un importante acontecimiento mundial, el gran Concilio Ecuménico Vaticano II (1962 – 1965), que promovió un cambio o renovación en la vida de la Iglesia, con el fin de asumir el anuncio del evangelio en coherencia con las exigencias actuales; cada vez se tomaba conciencia de la brecha que existía entre la Iglesia y el mundo contemporáneo. El Papa San Juan XXIII (1881 – 1963) convocó el Concilio, convencido de que la Iglesia debía adaptar su predicación, su organización y sus métodos de pastoral a un mundo que se había transformado profundamente[1].

El sentimiento de cambio era evidente en todos los sentidos, incluso, aunque Juan XXIII no logró concluirlo, su predecesor, el Papa San Pablo VI, cuando se clausuró el Concilio, el 7 de diciembre de 1965, dijo lo siguiente: «Quizá nunca como durante este Concilio se había sentido la Iglesia tan impulsada a acercarse a la humanidad que le rodea, para comprenderla, servirla y evangelizarla en sus mismas rápidas transformaciones… En el rostro de cada ser humano, sobre todo si se ha hecho transparente por sus lágrimas y dolores, podemos y debemos reconocer el rostro de Cristo«[2]

El impulso renovador del concilio llegó a las tierras Latinoamericanas, siendo el mismo Pablo VI quien denunciara la resistencia de algunos sectores al inminente cambio, por eso el 24 de noviembre de 1965, reunió a la directiva y equipos del CELAM, y a todos los obispos latinoamericanos que participaban en el Concilio, y se lamentó por «quienes permanecen cerrados al soplo renovador de los tiempos, y se muestran faltos de sensibilidad humana y de una visión crítica de los problemas que se agitan a su alrededor… La súplica dolorosa de tantos que viven en condiciones indignas de seres humanos no puede dejar de afectarnos, venerables hermanos, y no pueden dejarnos inactivos«[3]

Ciertamente, el cambio no es posible si antes no se asume un verdadero encuentro personal con Cristo, quien todo lo hace nuevo, sin embargo, no se puede quedar únicamente en el plano personal, sino que el encuentro se traduce en salida misionera, en acción pastoral concreta de comunicación del evangelio y testimonio de entrega y donación.

La V Conferencia General del Consejo del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, realizada en Aparecida, Brasil, centra la mirada en este impulso renovador, sin dejar a un lado los esfuerzos de las asambleas anteriores, desde Medellín (1968) hasta Santo Domingo (1992). El Papa Benedicto XVI, en su discurso inaugural, en referencia a los pueblos de Latinoamérica, afirma: “La fe ha de afrontar serios retos, pues está en juego el desarrollo armónico de la sociedad y la identidad católica de sus pueblos”.

El gran llamado a los bautizados a “ser discípulos y misioneros de Jesucristo” renovando y revitalizando la novedad del evangelio arraigada en la historia, que es garante y testigo de los profundos cambios que atraviesa la humanidad en el tiempo, esperando una respuesta asertiva de los hijos de Dios que son Luz y Sal de la tierra. Esto implica evidentemente una auténtica conversión que no se reduce sólo a lo personal, sino que trasciende a lo pastoral, es decir, a la capacidad de estar dispuestos a dejar que la Palabra inunde el sentir y el actuar; y a nivel eclesial, disponerse a dejar que el Espíritu Santo lleve por donde Él considere conveniente, aunque eso signifique desprenderse de modelos a los que se está acostumbrado.

Conversión pastoral

La renovación del Concilio Vaticano II ha permeado a la Iglesia y Aparecida lo recuerda para los pueblos de Latinoamérica, teniendo de referencia el mandato de Cristo en el evangelio “Vayan y hagan discípulos a todos los pueblos” (Mt 28, 19) El documento conclusivo de esta importante conferencia para la vida de la Iglesia lo enfatiza en su numeral 365:

Esta firme decisión misionera debe impregnar todas las estructuras eclesiales y todos los planes pastorales de diócesis, parroquias, comunidades religiosas, movimientos y de cualquier institución de la Iglesia. Ninguna comunidad debe excusarse de entrar decididamente, con todas sus fuerzas, en los procesos constantes de renovación misionera, y de abandonar las estructuras caducas que ya no favorezcan la transmisión de la fe.”

Aparecida insiste que la Conversión Pastoral no se reduce a un cambio de planes sino a una actitud constante de escucha y discernimiento “lo que el Espíritu está diciendo a las Iglesias (Ap 2, 29) a través de los signos de los tiempos en los que Dios se manifiesta[4] . Esta apertura de escucha no puede prescindir del contexto histórico de los miembros de la Iglesia y los contextos socioculturales bien concretos. La renovación no es cambio de planes, es verdadera toma de conciencia de la vida espiritual, pastoral e institucional, solo así se puede ser coherente con el anuncio del evangelio y un mundo que “gime con dolores de parto” (Rm 8,22).

Se puede resumir la conversión pastoral por medio de las siguientes actitudes: apertura, diálogo, corresponsabilidad, participación, testimonio y comunión. Si las dinámicas pastorales no están atravesadas por estas disposiciones se corre el riesgo de una pastoral con los ojos vendados a la realidad de la gente, lo que significa una ruptura con la instauración del Reino de Dios que se hace efectivo para la salvación de la humanidad en su tiempo, entre el vaivén de los nuevos y permanentes desafíos.

Una Iglesia en salida.

Evidentemente siempre se ha hablado de misión, en unas épocas más que otras, sin embargo, con el Papa Francisco, la misión va acompañada de un sentido transformador de la Iglesia y sus estructuras, lo que marca el camino de conversión que se debe recorrer, es decir, no se trata solamente de llevar el evangelio a quienes no lo conocen o poco saben de él, sino que es la ocasión urgente y prioritaria de hacer una renovación y transformación en la Iglesia:

Sueño con una opción misionera capaz de transformarlo todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado para la evangelización del mundo actual más que para su autopreservación (EG 27).

La “salida misionera” como lo llama el Papa, es la posibilidad de relación, es la vía de construcción fraterna que hace de la misión una “cultura del encuentro” entre los actores de misión y sus destinatarios, desde el paradigma del anuncio kerigmático hasta la transformación de la realidad a condiciones más humanas para la realización de un mundo mejor. Estar en salida es la mayor vivencia de encuentro con Jesús y con el otro, lo que es un verdadero imperativo para todo bautizado.

Es el momento del discernimiento, la Iglesia debe pasar por el cernidor sus criterios y pensamientos, su quehacer y actuar, con el fin de descubrir cómo ser Mater et magistra hoy, pero, ante todo, cómo dejar que la Palabra y la fuerza renovadora del Divino Espíritu muestre el camino a seguir, las renuncias y adhesiones que se deben realizar y cómo Cristo es la fuente y culmen de todo proceso eclesial:

Cada cristiano y cada comunidad discernirá cuál es el camino que el Señor le pide, pero todos somos invitados a aceptar este llamado: salir de la propia comunidad y atreverse a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio (EG 20).

Si el creyente no asume un verdadero cambio de mentalidad, una renovación del corazón, y la auténtica armonía de la vida interior, es más difícil responder a los desafíos, porque sin la conversión personal, no se puede dar a Cristo a los demás, como dice la sabiduría popular “Nadie da lo que no tiene” y si no se tiene a Jesús todos los planes quedan vacíos y estériles.

La conversión pastoral parte de la conversión personal, pues solo un corazón encendido de amor por el Señor es capaz de amar a los demás, de salir al encuentro de las realidades cambiantes, del que sufre nuevos dolores y de los rostros marginados donde Cristo está dos veces.

Finalmente, ahora corresponde a cada institución (CJM – Provincias) aterrizar los procesos de renovación y transformación, partiendo del corazón, es momento de posibilitar el cambio, un cambio acompañado del equilibrio y el diálogo con la bondad de la historia y una visión de conjunto, solo así se podrá responder a un mundo multipolar que exige una gobernanza multilateral (interprovincialidad) que permita unir esfuerzos para responder a los retos permanentes del discípulo de hoy. Se necesita un nuevo paradigma pastoral en donde “Nadie se quede sin servir”

La discusión queda abierta, porque no basta la conversión personal y pastoral, se debe seguir avanzando hacia una conversión sinodal, en donde realmente se pueda decir: “Para la misión, juntos”.

 

Maynor Chavarría Reyes

Nicaragüense

Candidato Eudista MD

[1] Morello, G. El concilio Vaticano II y su impacto en América Latina. A 40 años de un cambio en los paradigmas del catolicismo.

[2] Pablo VI, Alocución en la clausura del Concilio Vaticano II, en: Concilio Vaticano II, Madrid, BAC, 1966, 490-493

[3] Pablo VI, Exhortación Apostólica al Episcopado de América Latina en Roma, en op. cit., 851-862

[4] V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe. Aparecida: CELAM, 2007. No. 366

Tres candidatos eudistas firmaron el inicio de su probación en la conmemoración de los mártires eudistas

Tres candidatos eudistas firmaron el inicio de su probación en la conmemoración de los mártires eudistas

La tarde de este jueves 02 de septiembre, en la parroquia San Juan Eudes de El Minuto de Dios, se celebró la Eucaristía en ocasión de la Memoria de los Beatos Mártires Eudistas: Francisco Hebert, Francisco Lefranc y Pedro Pottier. Este acontecimiento es de gran importancia para nuestra Congregación pues, siguiendo la enseñanza de san Juan Eudes, todo cristiano debe imprimir una perfecta imagen de Jesús y de María, rey y reina de los mártires, con el fin de asemejarnos a ellos en su muerte. En dicha celebración se llevó a cabo la firma de inicio de probación de tres nuevos candidatos de la Casa de Formación «La Misión». La Celebración estuvo presidida por nuestro Superior Provincial, P. Camilo Bernal, Cjm, en compañía del P. Carlos Jiménez, Cjm, del P. Álvaro Duarte, Cjm, rector y vicerrector, respectivamente, de la Casa de Formación “La Misión” y de los padres que conforman el equipo de formación de esta instancia provincial. 

Tres candidatos eudistas firmaron el inicio de su probación en la conmemoración de los mártires eudistasEn el marco de esta celebración, se dio lugar a la firma de inicio de probación de los nuevos candidatos: Luis Guillermo Romero, Diego Alejandro López y Julián Toro. La probación, llamada así por san Juan Eudes, es el período inicial de la formación para la vida eudista. Su finalidad primordial es formar para la vida apostólica en comunidad, su período es de cuatro años y en este inicio expresan su deseo de vivir en esta Escuela de Santidad y reciben por parte del Superior Provincial, las Constituciones y Reglas Prácticas de la Congregación de Jesús y María. “Encomendados a Jesús y María para que sean guía en el camino que están iniciando”. 

Si bien, la Palabra de Dios es, a todas luces, la fuente del llamado de los candidatos al ministerio sacerdotal. En ese sentido, los Evangelistas colocan en boca de Jesús el llamado de sus servidores. Así lo expresó el Padre Camilo Bernal, quién enfatizó: “Por eso es importante que en este camino, nosotros como provincia, debamos recordar este momento, es un momento con unos pocos invitados y es el compromiso de celebrar el camino de Jesús y el de estos tres Mártires Eudistas.”

res candidatos eudistas firmaron el inicio de su probación en la conmemoración de los mártires eudistasPor otra parte el Padre Camilo Bernal recalca en la homilía que los Mártires fueron fieles a la organización y a la dinámica de la Iglesia. Asimismo, la vida cristiana tiene esas situaciones difíciles y, de la cual, cuya cima es el martirio. “Estamos llamados a “dejarlo todo” para “seguirle”; seguir la Palabra de Jesús en este camino y vocación que están tomando en sus vidas. Hoy es la oportunidad de recordar la Palabra de Jesús, es un desafío propio para nuestra vida y como sacerdote uno se da cuenta de la importancia de la Palabra y del compromiso de dejarlo todo y continuar con la vida de Jesús en nuestra existencia”, así lo afirmó nuestro Superior Provincial.

En la Memoria de estos Mártires Eudistas se nos anima a entregarlo todo para que Jesús y María vivan y reinen en el corazón de todos los hombres y mujeres. En el contexto de esta celebración, damos gracias a Dios por los nuevos candidatos que han firmado el inicio de la etapa de probación y los acompañamos con nuestra oración.

Padre Diego Jaramillo celebra 50 años en El Minuto de Dios

Padre Diego Jaramillo celebra 50 años en El Minuto de Dios

El pasado martes 31 de agosto se llevó a cabo un conversatorio en el marco del espacio “Comunidad de Comunidades” que cada martes conduce el padre Diego Jaramillo, presidente de la Organización Minuto de Dios a través del canal de Youtube Minuto de Dios TV, a propósito de la celebración de sus 50 años de servicio en el Minuto de Dios; la charla giró en torno a sus vivencias,  sus ideales, sus realizaciones, y su legado a las nuevas generaciones.

Con la compañía e interlocución de un grupo de laicos, sacerdotes y candidatos de El Minuto de Dios, El Padre Diego Jaramillo habló sobre diversas experiencias entre las cuales destacó la manera en la que conoció al padre Rafael García Herreros desde que era muy joven y fue a través de sus cuentos. 

Ya de seminarista, en el Seminario Valmaría de la Congregación de Jesús y María, tuvo la oportunidad de conocerlo personalmente; entabló amistad con él y lo acompañaba en sus campañas de erradicación de tugurios. En agosto de 1958, el P. Rafael fungió como padrino de ordenación de P. Diego. La primera misa que se celebró en el barrio Minuto de Dios la presidió el P. Diego el 12 de octubre de 1958.

Padre Diego Jaramillo celebra 50 años en El Minuto de DiosEl padre Diego se involucró en el nacimiento y expansión de la Renovación Carismática, corriente de gracia que llega a El Minuto de Dios en 1967, y fue clave en la organización de los Encuentros Católicos Carismáticos Latinoamericanos ECCLA, que se realizaron en el barrio desde 1973.

En 1984 propició las bases para crear Lumen Colombia y Lumen América Latina y en 1986-1987 creó la Escuela Latinoamericana de Comunicación y Evangelización, que fue una de las bases para la creación de la Universidad Minuto de Dios

A finales de 1992, al morir el P. Rafael García Herreros, la Junta Directiva de la Corporación Minuto de Dios designó al padre Diego Jaramillo como Presidente de la Organización, obra que anima y lidera desde entonces con el apoyo de muchos laicos y presbíteros eudistas, logrando expandir y acrecentar la obra de El Minuto de Dios en servicio de los pobres de Colombia. 

“Toda nuestra vida la podríamos condensar en un minuto, El Minuto de Dios”.

Si deseas revivir este conversatorio especial completo, puedes hacer click en el siguiente enlace https://www.youtube.com/watch?v=4S-RtqdHCWE 

La herencia del oratorio y el carisma de Felipe Neri en la experiencia misionera de San Juan Eudes

La herencia del oratorio y el carisma de Felipe Neri en la experiencia misionera de San Juan Eudes

Escrito por: Luis Novoa | Candidato Eudista

Para el siglo XVI la Iglesia estaba viviendo una dura crisis debido a la reforma protestante de 1517, sumado a las malas prácticas en una buena parte de la estructura jerárquica: sacerdotes, obispos y cardenales luchaban por el poder y el deseo de querer tener los mejores territorios preocupándose de esta manera solo por sus intereses personales y descuidando grandemente al pueblo de Dios que estaba sumido en la miseria y pobreza.

Los fieles habían sido descuidados por completo por quienes dirigían la Iglesia, por quienes debían cuidar y velar por sus almas; la falta de sacerdotes que se preocuparan por la salvación del pueblo eran muy pocos y existía una exclusión y división en la que se creía que no todos eran dignos de Dios y la salvación dada por Jesús, muchos clérigos despreciaban a los pobres por no tener los recursos para sus propios intereses.

En el corazón de san Felipe Neri, ardía el deseo de llevar a cumplimiento las palabras del mandato de Jesús en el evangelio, tomando como suyas las del pasaje de Marcos 16, 15. “Vayan por todo el mundo y proclamen la buena noticia a toda creatura”, por lo cual quería llevar la buena nueva a los lugares más recónditos y por eso deseaba emprender viaje a Asia y ser parte de la Compañía de Jesús (jesuitas); sin embargo, este no fue aceptado ya que el camino que tenía trazado Dios para él era muy distinto.

Para el año 1575 viendo la necesidad y la sed de Dios, desarrolla una misión a la luz del evangelio siendo los pobres y necesitados su opción preferencial. Con este principio se dedicó a formar una pequeña comunidad compuesta de sacerdotes y laicos destinada a la instrucción de la juventud y a procurar por todos los medios posibles la salvación de las almas.

Felipe responde a la realidad que vive la Iglesia en ese momento y de una manera distinta evangeliza y redirige la evangelización para animar y formar a todos los sedientos y necesitados de Dios. Hace una relectura del evangelio donde no hay exclusión, en una Iglesia viva que tiene como centro a Jesús en la que todos se pueden salvar, en la que se derrama la misericordia del Padre y actúa eficazmente el Espíritu Santo.

Con la convicción de este insigne personaje, otros actores históricos como san Francisco de Sales y Pierre de Bérulle, que guardaron una contemporaneidad, fue suscitándose en la Iglesia un espíritu apostólico que fijó la mirada en la formación de los creyentes, enfocada bien sea en la educación de niños y jóvenes, como en el caso del padre Neri o en la instrucción inicial y permanente desde las directrices del Concilio de Trento

El espíritu apostólico de Francisco de Sales por querer que todos aquellos que seguían erróneamente doctrinas falsas regresaran a la fe de la Iglesia, funda, inspirado en el oratorio de Felipe Neri el centro con un nombre similar al del Santuario de la Santa Casa de Loreto, la Santa Casa de Thonon (Sainte-Maison), con el propósito de evangelizar y convertir a los protestantes luchando incansablemente por la causa de Cristo. Muy humano, se interesa y pone por centro el amor y la alegría como camino decisivo a la santidad.

Después del concilio de Trento se inicia en la Iglesia la reestructuración de la formación de sacerdotes, en algunos lugares, fue dirigida por obispos y cardenales como el ilustre Carlos Borromeo; él mismo por su parte, constituyo los seminarios para Italia, siendo así un reformador de la época pos tridentina. Francia no fue la excepción en aplicar la reforma de Trento y Jean-Jacques Olier junto con un grupo de asociados funda los primeros seminarios que más tarde serán reconocidos como sulpicianos.

Vicente de Paul se enfoca en Jesucristo liberador y evangelizador de los pobres; entregando mente y corazón a los necesitados, desarrollando una profunda conciencia de amor misionero por la Iglesia y da gran importancia a la Palabra de Dios, invita a una espiritualidad encarnada que permite abrazar la mística de la caridad misionera de Cristo. Todo esto, permite profundizar en la misericordia de Dios que ama e invita a amar

Aún en el siglo XVII, es una época con grandes necesidades tanto materiales como espirituales, hacen que san Juan Eudes quiera de gran manera contribuir a la formación de los sacerdotes y el pueblo; por lo cual, emprende grandes misiones por casi toda Francia con el deseo que conozcan y amen al Padre de las misericordias y el corazón santísimo de su Hijo Jesús. Se convierte en un gran predicador, evangelizador y formador de sacerdotes.

Luego de su paso por el oratorio y de lo aprendido de sus grandes maestros Pierre de Bérulle y Carlos de Condren; el padre Eudes funda una pequeña congregación con el deseo que formar pastores según el corazón de Dios al servicio del pueblo con corazón grande y animo decidido. El proyecto congregacional emprendido por Juan Eudes continuó enfocado al ejercicio misionero; el ímpetu de motivar corazones encendidos en la caridad cristiana se hizo a partir de una estructura apostólica y dinámica capacitada para el acompañamiento de la Iglesia.

Es evidente que, en cada uno de estos periodos históricos, las álgidas circunstancias que atravesaron a la Iglesia llegaron a ser muy similares: el clero carente de formación y distante de la comunidad laical, orientado a servir una estructura monárquica o jerárquica más que a la Palabra, promovían un discurso exclusivo y excluyente, inalcanzable para la gente de su época. Desde Felipe Neri hasta Juan Eudes hay una “herencia espiritual y evangelizadora”, la cual se vislumbra en cómo su opción de fe contó con el impulso, la persistencia y creatividad necesaria para cautivar la Iglesia de su tiempo.

Afirmar que el carisma Eudista es “formar y evangelizar” significa acoger el legado de estos actores históricos, adentrándose en el “espíritu del educador” que se involucra con el educando, y encarnando la “opción del evangelizador”, que lee, analiza y obra. La vinculación de estos dos elementos genera una comprensión de lo que podría ser hoy la espiritualidad y de aquella elocuente frase mencionada anteriormente: “Corde Magno et animo Volenti”, con corazón grande y animo decidido.

Un nuevo presbítero y seis nuevos diáconos fueron ordenados en El Minuto de Dios

Un nuevo presbítero y seis nuevos diáconos fueron ordenados en El Minuto de Dios

Con gran alegría en Jesús y María, el jueves 19 de agosto se celebró la Ceremonia de Ordenación presbiteral y diaconales de los candidatos pertenecientes a la Congregación de los Padres Eudistas, de la Provincia Minuto de Dios. La Ceremonia se llevó a cabo en la Catedral San Juan Bautista, en el Barrio la Estrada, en compañía del nuevo Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Bogotá, Monseñor German Medina quién, en un clima impregnado de la presencia del Espíritu Santo, ordenó sacerdote al Diácono Jorge Isaac Camas, y diáconos a otros seis candidatos.

Con motivo de la Fiesta de san Juan Eudes, la Provincia Minuto de Dios celebró la Ordenación de un nuevo Presbítero y seis nuevos Diáconos por la imposición de manos de Monseñor Germán Medina, Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Bogotá. Monseñor Medina, destacó la figura de san Juan Eudes, en cuyo corazón fue derramado el amor del Espíritu Santo. “La Palabra de Dios nos recuerda esta mañana que Jesús, Buen Pastor, formó otros discípulos y los envió por delante a disponer a las gentes a acoger la proximidad de su reino. Estimados jóvenes ordenandos: por bondad misericordiosa del Señor, Él los ha llamado a participar de su vida y servicio como Buen Pastor, Él los ama y los ha elegido, Él ha depositado su confianza en cada uno de ustedes para que le colaboren en el cuidado de su pueblo. Solo les pide una cosa: saber amar. Que se note que saben amar según el corazón de Cristo. Esto es posible si permanecemos unidos a Él, como dice san Juan Eudes: si estamos injertados en Él y permitimos que la vida de Él nos informe toda ella, si permitimos que la vida de Jesús se manifieste en nosotros y a través de nosotros, teniendo en cuenta el carisma de su Congregación que acentúa la formación del sacerdote y la misión”, con estas palabras del nuevo Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Bogotá, se dio paso al rito del sacramento del orden.

La Santa Eucaristía fue presidida por Monseñor Germán Medina, en compañía de los concelebrantes principales: Superior General de la CJM, P. Jean-Michell Amouriaux, del Superior Provincial de El Minuto de Dios, P. Camilo Bernal, P. Diego Jaramillo y Carlos Jiménez, Rector de la Casa de Formación “La Misión”. En la asamblea se encontraban presentes los padres Eudistas de la Provincia Minuto de Dios, así como invitados de las Provincias de Colombia y Venezuela, quienes, en conjunto con los familiares y amigos de los nuevos ordenandos, oraron en acción de gracias a Dios Un nuevo presbítero y seis nuevos diáconos fueron ordenados en El Minuto de Diospor esta “cosecha de nuevos obreros para la mies del Señor”.

Los candidatos incorporados a la Congregación de Jesús y María el pasado mes de Julio fueron quienes recibieron, en esta oportunidad, el Sacramento del Orden del diaconado: Geovanny Felipe Colorado, Oscar Andrés Rodríguez, Daniel de Jesús Picado, Lino Rafael Mendoza, Luis Olinto Lozano y Edwin Andrés Flórez. En compañía del Diácono Jorge Isaac Camas Molina, quien recibió el Sacramento del Orden del presbiterado. Sin duda, este momento representa un signo del Señor en la Congregación de Jesús y María, pues sigue suscitando en nuestros tiempos obreros dispuestos al anuncio del Evangelio. “Hoy el Señor se ha manifestado grande con nosotros, como dice el Salmista. Somos vasijas de barro y nos vamos formando día a día, nos ocurre como la higuera, el Señor también nos deja un rato más para dar fruto. Es Dios quien ha hecho germinar esta semilla y hoy nos da seis nuevos diáconos y un sacerdote”, así fueron las palabras del Neo-Presbítero Jorge Isaac Camas, quien se dirigió a Dios y a toda la asamblea en Acción de Gracias.

Te invitamos a revivir este momento y a orar por el nuevo sacerdote y los nuevos diáconos de la Santa Iglesia Católica en el siguiente enlace: https://fb.watch/7zr6qeRBWP/.  ¡Viva Jesús y María!